Perder sin saber ganar En el incitante libro
de Shimón Tzabar "COMO PERDER UNA GUERRA (Y
POR QUÉ) - La estrategia para la derrota" (Ed.
Siglo XXI, Madrid, 2005) se desgrana la conveniencia de "perder"
en el drama social por excelencia, la guerra, con la posibilidad
de extenderlo a otros sistemas de relaciones, a otros dramas
menores, como el conflicto político. Por supuesto, sus
afirmaciones son difíciles de asimilar, máxime
cuando la megalomanía de la política es el filtro
que destruye los datos atendibles de la realidad.
El Gobierno nacional interpretó una votación
adversa el Senado de la Nación, primero como una "traición"
de un compañero de ruta y luego como una derrota que
había que ocultar. En la lógica pseudo-militar
de su ideólogo mínimo (Néstor Kirchner)
nada debía hacerse que se pareciera a una "rendición".
Lo mejor era comportarse como si nada hubiera sucedido, y que
los cambios y ajustes (aunque nada tuvieran que ver con las
exigencias reales) parecieran un aspecto natural de un proceso
sin altibajos. El cambio de collar al mismo perro.
El número, el numerario y el supernumerario
Y esto fue el cacareado "cambio" en el Gabinete:
el libreto del "gatopardo" escrito por Jorge Corona.
La guarangada no se podía tapar ni con maquillaje. No
es el primer caso en que el llamado "poder" (hoy bastante
deteriorado) pretende servirse de elementos previamente promocionados
como "jóvenes brillantes" (pensemos en Menem,
quien tenía una escuelita para estos muchachos). El País
nunca conoció los números reales del ANSeS, ni
la herencia que el Gobierno nacional (al que pertenecía
Sergio Massa) le deja al pueblo en materia previsional y que
hoy el mismo Gobierno no puede afrontar por falta de numerario.
La tarea en Tigre del flamante Jefe de Gabinete no se caracterizó
por ser "brillante", ni siquiera normal en el inicio
de su gestión sobrevolada por el descalificado aparato
justicialista de Tigre. La falta de gestión se cubrió
con lo que resulta el sustituto conocido de la política:
la compra de espacios publicitario para auto-promocionarse.
En definitiva: ¿Qué clase de maniobra es ésta?
Se parece demasiado al "refreshing" de viejas frustradas:
cambiamos dos ojeras por estiramiento de piel "juvenil".
¿La cabeza?. Bien, gracias, igual que antes.
Perón decía que el Gobierno debe hacer lo que
el pueblo quiere, entendiendo "quiere" como lo que
el pueblo necesita. De esto se trataba el cambio de lo esencial
del Gabinete (para mejor, claro), que hubiera sido aceptado
y apoyado por la población sin agravar la crisis política
existente. El pueblo sabe que el actual diseño ministerial
es dañino. El empeño presidencial en mantenerlo
se manifiesta como un empecinamiento en el daño y en
una creciente restricción de su base de legitimidad.
El "mundo paralelo K" sigue funcionando. Y el rol
del Jefe de Gabinete será el de un supernumerario, el
de un agente fuera de la nómina del poder real.
En la primera aparición pública en funciones,
Massa se sienta con De Vido (un claro mensaje político
a la sociedad) ratificando el envío del proyecto de Ley
de "nacionalización" de Aerolíneas (con
cuarenta aviones menos), deudas millonarias en dólares
y pérdidas de rutas comerciales; en lugar de pedir su
quiebra con continuidad en la prestación de servicios.
Si la privatización fue un fraude, su reestatización
en estos términos decuplica el mismo, y su intencionalidad
es francamente delictiva, tal como lo señaló un
antiguo "colaboracionista" del mundo paralelo K: Cirielli,
Secretario General del APTA (técnicos aeronáuticos).
Cirielli como el candidato de Córdoba, Juez, paso a la
oposición después que fue negado varias veces
como Jesús: antes de que cante un gallo. En esta línea
interpretativa la quiebra de Aerolíneas demostraría
el grave perjuicio al patrimonio de la Nación consentido
por los funcionarios K, respecto de las cuales debe investigarse
su grado de participación y asociación, y si esta
es ilícita.
El tero-progresismo
En el número anterior mencionamos el tero-progresismo
con referencia claro, al avechucho criollo ("Vanellus chilensis"),
y caracterizado por las "agachadas" tanto si camina
como cuando está quieto, gritón y engañador
en situaciones de peligro: podría perfectamente ser el
emblema de este Gobierno, tal como la mosca era el pájaro
nacional de "Costapobre" comarca regenteada por Alberto
Olmedo.
El TERO-PROGRESISMO es una actitud que desplazada del ámbito
natural al social encarna la inmoralidad hipócrita y
vergonzante, la que no se anima al desparpajo. En un punto reviste
carácter constitutivo, ontológico, de la persona,
y deviene así rasgo antropológico negativo. En
los gritos del TERO-PROGRESISMO el hambre real se transforma
en "lucha por la seguridad alimentaria" (virtual,
claro) la inseguridad ciudadana, es reemplazada por la fraseología
sobre la "exclusión social de la que es víctima
quien se hace delincuente" -letra de la payada de organismos
criminales como el INADI, que esterilizan fondos públicos
en forma de remuneración a grupos de inútiles-;
la adicciones a la droga se transforman en la necesidad de despenalizar
su consumo (favoreciendo su venta): si no pudieron frenar el
consumo ¿cómo van a frenar la venta?; el drama
de la homosexualidad es presentado simpáticamente como
"libre elección" (¿con qué fundamento?)
habilitándose al efecto "zonas rojas" para
que los homosexuales se decidan a ser travestis y prostituirse;
la falta de educación y la delincuencia en los establecimientos
es reemplazada por mecanismos de "autocomposición"
entre alumnos, maestros y padres (¿!) con la renuncia
expresa del Estado a educar, no obstante cobrar impuestos con
ese fin; la salud (su falta) se oculta como mugre bajo la alfombra,
mientras los argentinos son utilizados como conejillos de indias
de los laboratorios extranjeros, y dentro de poco tendrán
que recurrir a la herboristería (algún antropólogo
idiota, "pachamamista", será el que redacte
el libreto).Y así.
La enumeración es agobiante. Porque el progresismo,
que en Europa es hijo de la traición (los socialdemócratas
renunciantes a las tácticas leninistas) aquí es
hijo de la reacción: la pequeña burguesía
gorila y con "buenos sentimientos" que se siente intelectualmente
superior y más cómoda deambulando por el delito
(forma berreta del capitalismo berreta), que por la Justicia
Social. Grito del tero, que ya no el huevo.
El "pensamiento Petete"
Como algunos veteranos recordarán, "Petete"
fue una de las tantas creaciones del español Manuel García
Ferré. "Petete" es un pingüinito criollo,
con gorrito y chupete, capaz de jugarle mano a mano al Topo
Gigio y Winnie the Pooh en la captura de las mentes infantiles.
A "Petete" se le atribuyó un libro gordo, enciclopedia
del saber obvio para ilustración de la infancia, que
al parecer resultó útil para ese estadio de desarrollo.
Pero "Petete", autor ficcional del Libro Gordo, en
realidad es el héroe cultural, el padre y socio fundador
de la intelectualidad "kirchnerista". Estos huerfanitos
encontraron en el "pensamiento petete" la vía
rápida para integrarse a la "gran construcción
de teoría", como la del "pensamiento Gonzalo"
(del "indígena", Abimael Guzmán) y el
"pensamiento Alicia" (del "blanco", José
Luis Rodríguez Zapatero). Dicho de otra forma, alcanzaron
la universalidad concreta y la totalización desde la
particularidad solipsista y la nada. Por supuesto que todo pensamiento
(sea o no progresista) tiene que ser "dialéctico",
es decir tiene que "moverse" y el movimiento es ya
contradicción como decían los clásicos.
Como el "pensamiento petete" es un pensamiento clásico
(en algún sentido) ha comenzado por segregar sus contradicciones
en la Argentina, en forma de polémica interna; creyendo
que ella es importante, cuando en realidad a la Familia K -principal
beneficiaria y partícipe del "pensamiento petete"-
lo único que le interesa es la firma de esta "intelligentzia"
en una solicitada de apoyo. He aquí un rasgo del soporte
humano del "pensamiento petete": su estupidez. Otros
rasgos, un poco más abstractos se nos antoja que son:
* La mentalidad periodística, apta para hablar
de todos los temas con una profundidad rayana en lo tangencial;
* La unión de conceptos prestados o fragmentos de "teorías"
ajenas ensartadas en un piolín chorizero, para explicar
problemas inexistentes o irrelevantes;
* La falsa explicación de sus "versos", oscureciendo
lo que ya de por sí presentan como oscuro;
* La voluntad enciclopédica materializada en el "recorte
y pegue" y en el "cartonerismo" (juntamos, atamos,
mojamos con agua y vendemos);
* El normalismo docente: recordemos que el pingüino Petete
se despedía con la siguiente cantinela: "El
libro gordo te enseña, el libro gordo entretiene, y yo
te digo contento, hasta la clase que viene";
* Tufo psicoanalítico, heredero de los 60 y 70, capaz
de analizar (e interpretar) un pendorcho o una crapodina;
Un ejemplo material (por la negativa) del "pensamiento
petete" resulta de comparar la lucha con los pobres de
Eva Perón -quien murió en cumplimiento del deber
autoimpuesto- a la irreal "opcion por los pobres"
de Cristina Kirchner, regada con lágrimas frente a los
pañuelos blancos y la farsa de la FAO (Organismo inútil,
si los hay). Otro: la distancia entre periodistas como José
Luis Torres, John William Cooke o los hermanos Jacovella y los
periodistas asistentes al nuevo turismo virtual, inaugurado
por la Presidencia: el arte de no decir nada en "una conferencia
de prensa".
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