Hace algún tiempo propusimos, sin desarrollarla, la
categoría de “gringo nacional”(1), entendiendo
categoría a su vez como una noción general que
nos permitía identificar, abordar y entender un conjunto
donde los caracteres de sus integrantes constituían
algo más que un mero agrupamiento afín. El primer
conjunto de científicos del tronco europeo inmigrantes
al Plata, y que arraigaron definitivamente en el área
(el “gringo nacional”), lo hicieron en el marco
de la consolidación de la pseudo-república colonial,
que arranca a partir de la batalla de Caseros. Este período
que se extiende hasta la Argentina del “Centenario”
estuvo marcado por un extraordinario proceso de investigación
científica, de ocupación del territorio (pensemos
que el último “malón”, en territorio
del Chaco, se dio en el marco de la lera. Guerra Mundial)
y de perfeccionamiento de los mecanismos de dominación
externa que transformó la soberanía política
y la independencia económica argentinas en una ficción
literaria-constitucional, con sus conocidas consecuencias
sociales.
Fueron necesarias dos grandes rupturas revolucionarias, en
1916 y en 1945 para intentar alterar esta ecuación dependiente.
Y si bien la primera ruptura fue absorbida y profundizada por
la segunda, esta resultó inconclusa. En este último
marco se desarrolla otro grupo de “gringos nacionales”,
igualmente adheridos como sus predecesores al programa estatal
y produciendo, esta vez, obras científicas al servicio
-en “línea”- con el interés nacional.
Su labor no podría haberse desarrollado sin el fuerte
impulso del Estado y de las instituciones Universitarias y científicas.
Un caso concreto es el de Alfred Dornheim (1909-1969), quien
desarrolló lo esencial de su carrera científica
y docente en nuestro país durante los gobiernos de Juan
Domingo Perón (1946-1955). Dornheim, reconocido como
un maestro por varias generaciones de investigadores, llegó
a publicar más de cien obras en campos como la literatura,
folklore, filología, historia literaria, lingüística,
historia de la filosofia, estética así como traducciones
de los clásicos del romanticismo alemán. Dirigió
también publicaciones periódicas y ediciones especiales,
todas en el ámbito de la Universidad Nacional de Cuyo,
sabiamente dirigida por quien militó entre los hombres
más dignos de la cultura nacional: Irineo Fernando Cruz
(m. en 1954). En una de las mencionadas publicaciones especiales,
aparece (en alemán) el trabajo de Dornheim “La
literatura gauchesca argentina. Su historia e interpretación"
(2)(3)
Hemos seleccionado para esta oportunidad la primera parte del
trabajo y las páginas dedicadas a la interpretación
de Carlos Astrada (en 1948), que militaba en esa época
en el peronismo(4), por no haber sido mellada su vigencia temporal.
Para ver la selección publicada por El Escarmiento
de “La literatura gauchesca argentina. Su historia
e interpretación", haga click aquí
d. a.
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