Jose Luis Munoz Aizpiri (h)

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El águila está de regreso (…y vino con un portaviones)

"Hay que revolcar a la Argentina en el barro de la humillación, hay que desalojarla de la tierra antártica que le corresponde a Gran Bretaña con extensión de sus derechos y dependencias sobre las Falklands y sus dependencias Georgia y Sándwich"
Winston Churchill (nieto)

"El mundo debe entender de una vez que la Amazonia
tiene dueño, que es el pueblo brasileño"
Luis Ignacio Lula da Silva

"Alerta brasileños: allí donde hay petróleo va la bestia. Estados Unidos
tiene desesperación por el petróleo...
es como Drácula"
Hugo Chávez Frías

La empresa petrolera británica Rockhopper Exploration anunció que en ocho semanas iniciará perforaciones para extraer crudo de las islas Malvinas(1). Se adelanta así a la explotación de crudo en el archipiélago, que hace unos meses el diario inglés Daily Telegraph publicó que se realizaría sólo dentro de varios años. Es evidente que el aumento del precio del barril explica la urgencia (un dato: si sumamos el mar adyacente a la península antártica pretendida por Gran Bretaña, la superficie marítima en disputa alcanzaría la extensión de 5 millones de kilómetros cuadrados). Brasil, Estados Unidos, Canadá, Rusia, Australia, Gran Bretaña son los países que poseen las más grandes plataformas marítimas, que ya son el escenario de futuros conflictos.

Lamentablemente, para el plazo de presentación de mayo de 2009 en la Convención de las Naciones Unidas sobre los derechos del Mar, nuestro país va a la cola. A la luz de los megadescubrimientos petroleros de Brasil y Gran Bretaña, advertimos que la controversia por los espacios marítimos con quienes ejercen ilegítima soberanía en el archipiélago malvinero, es la de mayor magnitud en el mundo por el tamaño y potencial cualitativo y cuantitativo de sus recursos.

Una vez que el organismo de las Naciones Unidas lo autorice, la Argentina pasará de sus actuales 2.780.092 kilómetros cuadrados de superficie total - entre continente y mar - a aproximadamente 4.200.000 kilómetros cuadrados porque unos 1.400.000 corresponderán a la nueva área marítima. Eso significaría que nuestro país pasará a tener casi más soberanía en el agua que en la tierra. Se presume que en el fondo marítimo argentino se encuentran importantes cantidades de nódulos de manganeso, gas congelado y petróleo.

A su vez, el área circundante a las islas Malvinas quedará preservada por las Naciones Unidas, ya que si bien el Reino Unido ha efectuado su relevamiento, la Convención del Mar sólo recibe y archiva los trabajos de zonas en conflicto hasta que se resuelvan por vías diplomáticas las controversias por reclamos de soberanía. El mismo acuerdo internacional, que se conoce como ley del mar, definió que las soberanías marítimas tendrán un máximo de 350 millas y que no delimitarán con otras naciones, sino con un área común que eventualmente sería de explotación global y manejada por las Naciones Unidas.

Lo verdaderamente sorprendente es que la recolección de datos sísmicos en el margen marítimo continental, que sirvió como primer sondeo para delimitar la extensión de la plataforma continental, comenzó en 2001, cuando el país se convulsionaba en uno de los más formidables quilombos que recuerde su historia. Y esta muestra de sensatez adquiere particular importancia si nos atenemos a los informes internacionales sobre las actividades de las potencias septentrionales en el Atlántico Sur.

No ha pasado mucho tiempo desde que Rusia clavó su bandera tricolor en el Polo Sur (a pocos meses de hacer lo mismo en el Polo Norte) en una clara muestra de sus renovadas ambiciones en la Antártida, territorio rico en recursos energéticos pero en el que sólo está permitido desarrollar investigaciones científicas.

"La bandera fue colocada en el lecho marino del Polo Sur geomagnético, en las coordenadas 64 grados 28 minutos de latitud sur y 137 grados 37 minutos longitud este", señaló el vocero del Instituto de Investigación Científica del Ártico y la Antártica, Sergei Baliasnikov.

Esta "simbólica" operación fue realizada en el fondo del mar de Durvil por el buque científico "Académico Karpinski", integrante de la expedición antártica rusa Nº 53, que atracó en el continente blanco a fines de enero. El jefe de la expedición antártica rusa, Valeri Lukin, ha estimado en unos 51.000 millones las toneladas de hidrocarburos que acoge la plataforma continental antártica. Lukin sostiene que "la dinámica de los precios mundiales de las materias primas puede influir en la decisión de la comunidad internacional" sobre la explotación de los recursos energéticos de la Antártida.

Todas las actividades en el sexto continente están reglamentadas por el Tratado sobre la Antártida, firmado el 1° de diciembre de 1959 por 44 países y en vigor desde 1961. Este acuerdo estableció el marco jurídico sobre la utilización y la soberanía del continente blanco, aunque posteriormente nuestro país, junto con Chile, Australia, Francia, Nueva Zelanda, Gran Bretaña y Noruega ha expresado pretensión territorial.

Lukin recordó que a partir de 1998 entró en vigor el Protocolo de Madrid de 1991, que fijó la Antártida como una zona desmilitarizada en la que sólo se pueden desarrollas investigaciones científicas. Este documento, que todavía no ha sido ratificado por todos los países firmantes, establece en el artículo 7 una moratoria de 50 años a todo tipo de explotación de los recursos naturales por debajo de los 60 grados de latitud sur. Pero eso no ha evitado que la mayoría de los países con bases en la Antártida, incluida Rusia, desarrollen programas de investigación geológica que incluyen la búsqueda de hidrocarburos y recursos minerales en el subsuelo antártico.

Rusia se ha manifestado terminantemente en contra de un reparto de la superficie de la Antártida basado en reclamos territoriales unilaterales como los planteados recientemente por Gran Bretaña, que fueron secundados por Chile y la Argentina.

El otro objetivo de la expedición, además de estimar las reservas energéticas de la zona, es reabrir dos estaciones antárticas clausuradas por falta de fondos en los años 80: Russkaya y Leningradskaya. Ahora recursos no les faltan, flotan sobre gigantescos depósitos de gas y petróleo que venden a la Comunidad europea y van por más.

Un grupo de expertos rusos ya ha habilitado una pista de aterrizaje en la base Russkaya, que se encuentra en la Antártida occidental en la región de Mary Byrd. En la estación Progress, los especialistas están construyendo un moderno complejo invernal, en el que los científicos rusos podrán residir los doce meses del año. Por su parte, el buque laboratorio "Académico Fiodorov" realizó trabajos geofísicos en el fondo del mar frente a la costa pacífica del continente. Con un presupuesto de casi un millón de dólares, la expedición debe instalar varias estaciones automáticas meteorológicas y geodésicas que "funcionarán de manera autónoma", según el Instituto Meteorológico de Rusia (IMR).

Además, se construirá un nuevo puesto de avanzada, se remozarán las bases Progress y Novolazarevskaya y se efectuarán estudios climatológicos, hidrográficos, biológicos, sismológicos y de prospección geológica en el sector antártico bañado por el Pacífico. Otra de las prioridades es continuar la perforación de la gruesa capa de hielos perpetuos que cubre el lago Vostok (Oriente) de la que ya se han perforado más de 3600 metros. Con 200 kilómetros de largo, 50 de ancho y 500 metros de profundidad, el Vostok es una masa de agua dulce en estado líquido, descubierta en 1957 por científicos soviéticos e incluida en la lista de los hallazgos geográficos más importantes del siglo XX.

El agua del lago Vostok, que se encuentra en el epicentro del sexto continente, es considerada la más pura y antigua del mundo. Las muestras de hielo cercanas a la superficie del lago tienen una antigüedad de 420.000 años, por lo que se supone que el embalse natural ha permanecido sellado bajo la placa de hielo entre 500.000 y más de un millón de años. La pureza virginal de este recurso, sumada a la futura escasez de agua potable y al retroceso de los glaciares en todo el planeta, determinan que la futura explotación del lago Vostok constituya un objetivo estratégico a disputar entre varias naciones.

Esta hipótesis de conflicto ya tiene un antecedente en la puja por las riquezas del Ártico, que se calcula alberga una cuarta parte de las reservas mundiales de petróleo y gas y que aún no está bajo soberanía de ningún Estado. A fines de mayo del presente año, finalizó en la ciudad de Ilulissat, al oeste de Groenlandia (territorio de ultramar danés) un encuentro entre los representantes de los países que limitan con el Ártico: Estados Unidos, Rusia, Canadá, Noruega y Dinamarca, con el objeto de disminuir las tensiones entre los cinco países, ansiosos por extender su soberanía en base a la mencionada Convención sobre el Derecho del Mar. Pero queda un territorio de 1,2 millones de kilómetros cuadrados muy codiciado, porque, según el instituto norteamericano Geological Survey, su subsuelo esconde el porcentaje de hidrocarburos anteriormente mencionado.

Además, la convención -ratificada por Dinamarca, Rusia, Noruega y Canadá, pero no por Estados Unidos- estipula que cada Estado puede presentar reivindicaciones hasta 10 años después de haberla ratificado si presenta pruebas científicas de que su plataforma continental se extiende más allá de las 200 millas náuticas (370 kilómetros). Fue por eso que, para probar que sus demandas estaban fundamentadas y así poder reivindicar el mayor territorio posible, varios países, al igual que en la Antártida, organizaron expediciones cartográficas al Ártico. El momento más tenso se produjo el año pasado, cuando un equipo ruso colocó una bandera a 4.000 metros de profundidad, en una expedición que dejó en evidencia las pretensiones territoriales de Moscú en el Ártico.

Es que Rusia tiene la desgracia de no poseer en sus universidades a un profesor como Luis Alberto Romero, quién desde hace décadas y en cuanto medio esté a su alcance, sea la cátedra o la prensa gráfica, predica contra la miseria del "nacionalismo de base territorial" (¡?), síndrome paranoico que constituye la madre de todas nuestras desgracias. Es claro, tanto Putin o Sarkozy no han escuchado a este profeta que sentencia severamente (plagiando a Echeverría "la patria no se vincula con la tierra natal") que "la patria no está en peligro por la cesión de unas hectáreas de hielo" o que "las grandes usinas de identidades nacionales esenciales están hoy en retirada" (2) Lo patético, y esto habla a las claras del estado de nuestra "cultura", es que ha esta altura de la "soirée" sobrevivan voceros de una ideología estructurada sobre la desvalorización del territorio-nación.

En este marco de despliegue planetario Francia, por ejemplo, dispone de cien aviones con capacidad de alcanzar un teatro de operaciones distante a 7.000 u 8.000 kilómetros, así como cuatro submarinos nucleares lanzamisiles y ha duplicado el presupuesto destinado a los programas militares espaciales (3), mientras el Pentágono contará a partir del 1° de octubre con un nuevo mando militar que se añadirá a los cinco ya existentes para monitorear el continente africano. Es así que adquiere inteligibilidad el despliegue de la Cuarta Flota estadounidense en aguas del Caribe, América Central y América del Sur.

Tal como plantearnos en otra oportunidad ("El pantano iraquí", publicado en Argentina en la revista El Escarmiento N°1 e "II pantano iracheno" publicado en Italia en la revista Diorama N° 272) los atentados del 1° de septiembre de 2001 representaron un giro copernicano en la política exterior y de defensa de la potencia hegemónica. El paradigma de la grand strategy de la guerra fría, tendiente a contener la expansión de la Unión Soviética mediante una red de alianzas que conformara un escudo occidental y donde el cono sur cumplía tareas de gendarme mediante la "Doctrina de Seguridad Nacional", fue reemplazado por una nueva estrategia: la doctrina de la "guerra preventiva". En la misma, prevalece la prioridad de las "nuevas amenazas" entendidas como el terrorismo global, el narcotráfico, el crimen organizado trasnacional, el lavado de dinero y la disputa por el control de los recursos no renovables, que operan en espacios vacíos donde la presencia del Estado es casi inexistente.

Dado este nuevo esquema estratégico, la división entre la seguridad interna y la defensa externa carece de sentido (no hace mucho se hablaba en nuestro país de la necesidad de "sacar el ejército a la calle" para combatir la inseguridad doméstica) y se insiste en parcializar o reducir los ejércitos nacionales en tareas de cooperación internacional como el caso de Haití o para acompañar simbólica o cosméticamente la "coalition of the willing" que atacó Irak y se instaló en Medio Oriente con el objeto de asegurarse el suministro de lo que el venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso denominó "el excremento del diablo": el petróleo.

La licuación de competencias entre tareas policiales y operaciones militares se manifiesta en el ingreso del ejército brasileño en las favelas o en el llamado "Plan México" de 2008 (no muy diferente al "Plan Colombia" instrumentado por Estados Unidos para combatir el narcotráfico) y es en este contexto, de grave peligrosidad para la estabilidad institucional de las democracias latinoamericanas, que los sucesos recientes protagonizados por las Fuerzas Armadas colombianas adquieren particular significación. En efecto, la operación militar colombiana contra las FARC en territorio ecuatoriano, demuestra que el despliegue de operaciones preventivas para combatir el terrorismo u otro actor visualizado como amenaza, puede vulnerar el derecho internacional y la soberanía de terceros que la guerra al terrorismo, como antaño fue contra "el comunismo" mediante el "Plan Cóndor", debe, inevitablemente, latinoamericanizarse.

"En este contexto, la visión del Comando Sur estadounidense sobre América Latina amerita una evaluación pormenorizada. Dividiendo los planos de interlocución entre Estados Unidos y la región en tres, asoma el siguiente panorama: a) los negocios fluyen a través de los tratados comerciales multi o bilaterales (NAFTA, CAFTA, Chile, Perú, Colombia y Panamá); la dimensión militar emana del Pentágono, la articula el US Southern Command (Comando Sur, USSC) y ocupa un lugar cada vez más central en la estrategia regional de Washington y c) el intercambio político se ha debilitado, se concentra en "casos-problema" (Venezuela, Colombia, etc.) y carece de una agenda positiva.

El análisis del informe 2007 del US Southern Command, revela el plan más ambicioso que haya concebido en años una agenda oficial estadounidense respecto de la región. Brillan allí por su ausencia tanto los instrumentos - el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) y la Junta Interamericana de Defensa (JID) - como los organismos multilaterales (la OEA y la ONU). Pero también las instancias políticas internas (los Departamentos de Estado, Justicia y Tesoro) de interacción con el hemisferio se han evaporado del documento. El Comando Sur anuncia su papel y proyección en el área para los siguientes diez años como lo haría un procónsul continental". (4)

En consecuencia, este re-despliegue de la IV Flota (que operó entre 1943 y 1950) adquiere particular significación si nos atenemos al hecho de que comparativamente, el subcontinente conforma una de las regiones más estables del planeta. No existen conflictos bélicos de envergadura, como el África, Medio Oriente y ciertas regiones de Asia, ni capacidad ofensiva atómica, a la cual se ha renunciado (como el caso de la Argentina y Brasil) por voluntad propia. Tan solo se intenta "alentar la prosperidad" mediante programas de entrenamiento en el campo de la "seguridad interna" (con el compromiso de la nación anfitriona de garantizar la no extradición de ningún integrante del contingente visitante o establecido) y a tal fin ya se han establecido bases militares como Manta, en Ecuador; Reina Beatrix en Aruba; Hato Rey en Curaçao, Comalapa en El Salvador o la pista de aterrizaje en Mariscal Estigarribia en Paraguay.

Ahora bien, ¿nos sorprendería que tras este despliegue de filantropía que nadie solicitó sorpresivamente se descubra un nuevo Ben Laden, pero esta vez en la triple frontera? Este enclave geográfico cautiva la imaginación de los escribas de libelos de pulpa amarilla y también la de los integrantes de las redacciones de la prensa gorda.

Con una sospechosa candidez el editorial del diario "La Nación" del 2/5/08 celebra la visita de la flota imperial, como antaño lo hicieron otros personajes emparentados a la familia-propietaria ante el advenimiento de los navíos de Beresford o la flota anglo-francesa que azoló las riberas de Obligado. Antes venían a protegernos de la "barbarie", ahora, de otras formas de la misma, llámese falopa, guerrilla, trata de blancas o lo que les venga en gana. No resistimos la tentación de transcribir algunos de sus párrafos, porque semejan un calco de los que se redactaban en el sitio de Montevideo.

"Si bien el Caribe, América Central y América del Sur no entrañan los riesgos de Irak ni de Medio Oriente, el anuncio del restablecimiento de la IV Flota podría implicar, en realidad, la visión prospectiva de una región que, más allá de haber sido inofensiva para las otras y dañina para sí misma en las últimas décadas, estaría expuesta a emular a las otras que, en su momento, tampoco parecían peligrosas. Sobre todo, sino repele como corresponde determinadas actividades ilegales que encuentran en la corrupción de no pocos estratos de la sociedad su pista aceitada. (...) Si se suman las insistentes voces que se refieren a terrorismo, tráfico de drogas y de armas y contrabando en la Triple Frontera, a pesar del control del que se jactan los gobiernos de la Argentina, Brasil y el Paraguay, el restablecimiento de la cuarta flota cobra un sentido mucho más amplio que sus premisas iniciales, más asociadas con planes cooperativos que disuasivos. Si uno no tiene nada que ocultar, tampoco debe temer que, dentro del respeto a la soberanía y las leyes, los Estados Unidos procuren patrullar la zona para protegerse a sí mismos. En caso contrario, sería prudente que los gobiernos de la región se pregunten qué hacen para ser vigilados y, en cierto modo, controlados en forma tan estricta" (Editorial del diario del 2/5/08).

Un poco más y solicitaba al Gobierno de la Ciudad que la orquesta municipal los recibiera en el puerto ejecutando "Barrilito de cerveza".

En la misma línea de pensamiento, uno de los responsables del desmantelamiento de nuestro sistema de defensa, que hemos denunciado en un trabajo reciente (5), y del abandono de la tradicional política exterior argentina, que se mantuvo al margen de los conflictos imperialistas externos, persiste en "bajar línea":

"Escandalizarse sólo por la IV Flota, o viceversa, apenas encubre una decisión que pasa por lo ideológico antes que por el interés nacional argentino. Mientras tanto, cada cual seguirá atendiendo a su juego (se refiere a Venezuela). En ese ejercicio, y para sorpresa de nadie, mientras Brasil cuenta ya con un portaviones e inminentes submarinos nucleares, la actual capacidad argentina para pesar en el ámbito regional es más irrelevante que hayamos tenido jamás". El autor de esta falacia es nada menos quién fue secretario de Relaciones Exteriores y Asuntos Latinoamericanos entre 1996 y 1999 (6). Aviesamente olvida mencionar el desmantelamiento del Cóndor I, el descuartizamiento de la fábrica de submarinos, el portaviones "25 de Mayo" vendido como chatarra, la entrega de la fábrica militar de aviones, etc. Y, tal como nos confesó cierta vez un diplomático- escritor, la rotunda negativa al ofrecimiento de Brasil de la construcción conjunta del submarino nuclear mencionado, en tanto no obtuviéramos la aprobación norteamericana. Ignoramos a que interés nacional se refiere, tal vez lo explique mejor el que fue su empleado: "Aunque nuestro realismo periférico de los 90 es hoy mal comprendido y casi siempre vilipendiado, ha dejado un legado importante que pasa hoy inadvertido. Gracias a aquellas políticas nos alejamos del perfil de Estado paria, apartando el fantasma de sanciones internacionales que amenazaban con dañarnos gravemente, como ocurrió en aquella década de 1940 sobre la que basamos nuestro aprendizaje, Abjuramos de producir la bomba atómica. Abortamos el desarrollo, en sociedad con Saddam Hussein, de un peligroso misil balístico. También desmantelamos nuestra industria de armamentos, eliminamos el servicio militar obligatorio y resolvimos viejos conflictos limítrofes, archivando las hipótesis de conflicto con países vecinos. En la práctica, aunque no en la retórica, nos convertimos en un Estado pacifista." (7).

En fin... al final lo de siempre, la década del 40, "La culpa la tiene Perón". Y pensar que estos mequetrefes fueron funcionarios de un gobierno que se decía peronista.

¿Es creíble que para controlar las actividades ilegales de un pequeño punto fronterizo de escasa población se necesite de un portaviones nuclear? No es casual que bajo la superficie del área en cuestión se encuentre uno de los reservorios de agua dulce más importantes del orbe (tiene una reserva estimada de entre 40.000 y 50.000 Km3, suficiente para abastecer a 6.000 millones de personas por 200 años a razón de l00 litros por día por habitante, según estimaciones de la UBA): el Acuífero Guaraní. En el interés estadounidense en la región subyace una estrategia para el acceso a los recursos naturales y el desbaratamiento de proyectos nacionales autónomos. "En cualquier caso, los países implicados ya han visto recortada su autonomía. Estados Unidos integra el grupo "3+1" que desde 2002 desarrolla acciones "de seguridad" en la Triple Frontera; y el Banco Mundial es uno de los agentes del proyecto conjunto de los gobiernos de la Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay para la Protección Ambiental y el Desarrollo Sostenible del Sistema Acuífero Guaraní, que apenas comienza" (8).

En este marco, resulta sugestiva la compra por parte de ONG y particulares de enormes extensiones de tierra en áreas estratégicas con argumentos ambientalistas. No en vano el gobierno brasileño abrió una investigación sobre el empresario sueco Johan Eliasch, que habría gestionado la creación de un fondo de 50.000 millones de dólares para comprar tierras en la selva amazónica en Brasil y en Ecuador; reveló el 26/5/08 el diario O Globo. Según el rotativo, un informe secreto de la Agencia Brasileña de Inteligencia revela que Eliasch, que es consejero del primer ministro británico Gordon Brown, incentiva a empresarios ingleses a adquirir tierras en la región, como forma de evitar la destrucción de la mayor reserva de bosques tropicales del planeta. "La Amazonia brasileña tiene dueño y el dueño es el pueblo brasileño" dijo el presidente Lula da Silva.

Al respecto, apunta bien Esteban Peicovich: "Lula frenó esta semana con leyes la gula de mercaderes foráneos que merodean su Amazonia: 'El mundo debe saber que tiene dueño: el pueblo brasileño'. Aquí compran glaciares, minas, pedazo de provincia aquí, lagos allá. Que el país tiene 2.800.000 kms. cuadrados es un dato de antaño, Cuando había gente mejor que nosotros. Hoy habría que descontar lo comprado y mapear de nuevo". Y no por sarcástico, el comentario deja de ser dolorosamente cierto.

Antes del ominoso gobierno del supremo transformista, la venta de tierras en áreas de frontera era severamente fiscalizada por la Dirección de Radicación de la Superintendencia Nacional de Fronteras, organismo dependiente del Ministerio de Defensa. Nos consta pues trabajamos más de un lustro en dicho organismo. Pero, como hemos visto, en la década del 90 archivamos las hipótesis de conflicto y la secretaría fue suprimida.

Distinto fue el proceder de nuestros vecinos, que continúan renovando su soporte defensivo, pues para ellos las hipótesis de conflicto existen y con amenazas muy concretas.

En suma, el despliegue de la cuarta flota responde a un nuevo paradigma global: el fin de las luchas ideológicas y el comienzo de las geopolíticas. No es "el fin de la historia" que proclamó Fukuyama, es el fin de las utopías al estilo de Alvin Toffler y el comienzo de un reagrupamiento en grandes bloques continentales al estilo del "1984" de George Orwell. El nacionalismo de campanario está perimido, sin integración regional no tenemos posibilidad de ser.

El portaviones y su flota de apoyo no se movilizaron por las declaraciones de Chávez y Evo Morales, mucho menos por el palabrerío ambiguo del matrimonio Kirchner. Lo ocurrido en los últimos meses en el territorio comprendido entre Venezuela, Colombia y sus países limítrofes es la primera escaramuza de un enfrentamiento mayor cuyo trasfondo son las reservas energéticas. Según las prospecciones, es muy probable que Venezuela pase a ser el primer reservorio mundial. A ello debemos sumarle una plataforma marítima argentina todavía inexplorada y el descubrimiento de enormes reservas de petróleo en las costas brasileñas.

Es en el eje Atlántico, potencial contrapunto al vector Pacífico (Colombia-Perú Chile) donde se afinca la masa crítica del proyecto de unidad sudamericana en el que Lula ve un potencial actor "global" capaz de sacudir el tablero de poder del mundo". (9)

"El próximo 7 de septiembre Jobim (ministro de Defensa brasileño) presentará el nuevo Plan Estratégico de Defensa Nacional brasileño al Presidente Lula da Silva, en el que la Amazonia y los más de 7.000 km. de litoral atlántico serán tipificados como prioritarios: la matriz de ese programa, que incluye además la reactivación de la industria bélica, está emparentada con el proyecto de defensa regional que Brasilia propuso al Unasur, al entender que la ecuación de la soberanía nacional se resuelve dentro de un mismo campo de fuerzas con las soberanías de los países vecinos" (10).

En el año 2004, un año después de los "ataques preventivos" de Estados Unidos contra Irak y cuatro años antes la ofensiva colombiana en Ecuador, el Estado Mayor del Ejército de Brasil envió un grupo de oficiales a Vietnam para aprender las tácticas de guerra de guerrillas con las que el Vietcong había derrotado a las tropas estadounidenses tres décadas atrás. Objetivo: la defensa del Amazonas ante la ocupación por una fuerza "militarmente muy superior". La estrategia militar de Brasil se contrapone a la de los Estados Unidos. No es que no sean "realistas", es que no quieren ser "periféricos".

Notas:

(1) Según la nota que apareciera originalmente en el diario londinense "Telegraph" el 25 de abril de 2008. Para ver la fuente, pinche el siguiente enlace.
(2) Luis Alberto Romero "Malvinas, un balance". Diario "La Nación" 31/3/04.
(3) Uno de los grandes objetivos de Sarkozy en materia de defensa es el retorno de Francia al comando militar integrado de la OTAN. El presidente debería lanzar ese debate en abril de 2009 durante la cumbre del 60° aniversario de la alianza atlántica en Estrasburgo (Francia) y Kehl (Alemania). A juicio de Sarkozy, ese retorno sólo se realizará en ciertas condiciones. La más importante de ellas será que el país "conserve su total independencia nuclear, tanto en términos de capacidad como de estrategia". Sarkozy también exigirá que "en tiempos de paz, ninguna fuerza francesa sea colocada en forma permanente bajo comando de la OTAN. Francia, fundadora de la alianza, se retiró de la estructura militar integrada y de su dirección en 1966 por decisión del generar Charles de Gaulle, que consideraba el atlantismo como una forma de dominación de Estados Unidos.
(4) Tokaltian, Juan Gabriel "La configuración de un problema". En "Le Monde Diplomatique" N° 108, junio de 2008.
(5) Muñoz Azpiri, José Luis "Malvinas, discurso y medios" En "Malvinas: la otra mirada" Bs. As. Corporación Buenos Aires Sur. 2007.
(6) Cisneros, Andrés "La Argentina, ausente y sin peso" En: diario "La Nación" 13/5/08.
(7) Escudé, Carlos "Filosofía de las relaciones carnales" En: diario "La Nación" 14/5/08.
(8) Balatti, Fernanda. "El terrorismo en la Argentina". En "Le Monde..." citado.
(9) Palabras de Lula en el discurso de apertura de la Reunión Extraordinaria de Unasur, Brasilia, 23/5/08.
(10) Pignotti, Darío "La construcción deja soberanía regional" En "Le Monde..." citado.

 

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ES IMPRESCINDIBLE UNA GENUINA POLITICA CULTURAL

"No se ría malevo. Todo ser que ha recibido gratuitamente una jeta de su terrible Creador debe mostrarla, lucirla y defenderla en todos los certámenes. Es la norma universal".

Leopoldo Marechal


Comencemos por las definiciones. La filosofía griega era gramática. "¿Qué es la naturaleza?" "¿Qué es el alma?", "¿Qué es el amor"?, etc. El propio sentimiento trágico de la vida, en la indagación unamunesca, se expresa en términos filosóficos. ¿A qué llamamos cultura? Según el léxico, al desarrollo intelectual artístico, como a la acción de cultivar las letras, ciencias, técnicas o artes.

El origen de la palabra es religioso y se relaciona con el vocablo "culto". Los iniciados antiguos fueron sacerdotes. Merced a los conventos y los monjes pudo salvarse la herencia clásica durante la Edad Media. En el interior de nuestro país la palabra "cura"es sinónimo de culto; no goza de parecido privilegio el pastor protestante, en el mundo nórdico.

Por principio, la cultura ha sido siempre menester de "clérigo", es decir, de intelectual, de hombre de estudio, de acuerdo a la acepción histórica del concepto. Para ser culto es necesario "ordenarse", recibir un sacramento de tipo religioso o profano. De aquí que el concepto irradie una acepción "elitista", como dice la actual y andante sociología importada, exenta de controles de cambio. El concepto de "elite"alcanza a los estudios de humanidades, sin los cuales la cultura no existe. Todos somos iguales menos en las diferencias naturales que fijan la virtud y el talento, como estipuló la Declaración de los Derechos del Hombre y el Ciudadano. La decencia común y la viveza de genio son signos de aristocracia. Ninguno de nosotros aceptaría ser igual a un lavador de cheques, a un vaciador de bancos dirigido por el Estado, a un torturador público o a un especialista en definir al Peronismo desde la "Teoría de rabanito" y declarar la intrascendencia de la cultura desde la Secretaría del rubro, paradójicamente a su cargo.

En sentido etnológico, la cultura abarcaría todo lo que el hombre elabora siempre que apunte a la realización de valores de tipo filosófico y con la facultad de objetivarse en bienes mentales o espirituales. En tal forma, constituiría cultura las normas que sirven de pauta de acción a una comunidad. En ellas se asienta idealmente la conducta del grupo cultural. En el mundo ha habido hasta ahora veintidós culturas, según el historiador inglés Arnold Toynbee; únicamente, según este autor, la raza negra de África no se ha visto aún solicitada por dicha necesidad creativa. El norteamericano Huntington es mas drástico, también excluye a los latinoamericanos.

Varios y múltiples pueden ser los órganos culturales, pero en nuestro país desde el punto de vista estrictamente intelectual, el verdadero pulmón de nuestra corriente sanguínea es la universidad; de ella deben provenir nuestros gobernantes, políticos, reformadores, intelectuales, artistas y técnicos. En Europa y ciertas regiones de Hispanoamérica, la cultura se aspira espontáneamente. A través de las catedrales, los museos, las bibliotecas, las avenidas, la gran prensa, los jardines públicos. Entre nosotros ese papel es subrogado por las altas casas de estudio.

Sin embargo, la Universidad argentina está en conmoción y el movimiento y la serie de contradicciones que esta engendra la han distanciado de los demás órganos culturales encerrándose en sí misma, como un quelonio, y sometiéndose al voluntarismo sindical de sus elecciones estudiantiles. Pero todo cambio o revolución proviene de desequilibrios y de la decisión de superarlos. El "plutonismo"universitario - llamémosle así - se inspira en el dogma de la lucha de clases y en sus mitos económicos, sociales y cívicos. Dicho fuego subterráneo ya ha consumido demasiadas vidas y riquezas. La nueva política cultural debe partir de la evidencia de que los más importantes acontecimientos nacionales han sido los combates llevados a cabo por el pueblo - y no por "vanguardias esclarecidas"- en procura de mayor dignidad y bienestar humano y social. Se ha dicho ya desde estas páginas, y lo repetimos, que luchar por la cultura nacional es, en primer lugar, luchar por la emancipación nacional, matriz material a partir de la cual nace la verdadera cultura. La lucha intelectual de hoy día es una lucha nacional.

No obstante, el objeto general de las aspiraciones revolucionarias universitarias no sería tanto la liberación nacional cuanto el acceso de la clase oprimida al poder. Pero, ¿qué pensaríamos, si para el caso de intentar nuestra manumisión social y patriótica, se prescindiese de las garantías constitucionales y los fueros sociales? ¿Bonapartismo, fascismo? Es necesario concitar el sano y ejecutivo espíritu revolucionario con las consignas del Movimiento, que se hallan sujetas a tácticas diversas. El peronismo es, por esencia, revolucionario. Desde los primeros días, hablóse siempre de la "revolución justicialista"o la "revolución nacional justicialistas". De no haber sido así, carece de toda explicación racional y lógica, el odio y la envidia del mundo respecto de la Argentina, a partir de 1945. Esta ofensiva "de las balas y la baba" contra el pueblo de Mayo se desató a partir del 17 de octubre. El peronismo es una especie de bolivarianismo ideal y mítico - no el caricaturesco del Congreso de Panamá o el choteo de Guayaquil -destinado a irradiar a todo el ámbito de la América española una solución revolucionaria común. Bolívar solo pensó en cambiar Madrid por Londres, o sea una metrópoli por otra. La solución, en cambio, reside dentro de nosotros. El problema conceptual de la cultura escapa al objetivo de estas páginas. La locución "cultura popular" es tal solo un sinónimo de la palabra "ilustración". Una persona ilustrada no es necesariamente culta. Igual sucede con los vocablos "instrucción"y "educación". Las consignas educativas de William James que "civilizaron" a los Estados Unidos no se entendieron nunca como acción culturizadora. La cultura entraña el problema crítico, que puede gravitar contra ella misma (Ernst Cassirer) y sus polos son la creación o la aniquilación, el platonismo o el nietzscheanismo. Tal expresión dramática no ha alumbrado en nuestro país salvo el caso aislado y cuestionable de Lugones.

Y Jorge Luis Borges? Este fue un escritor erudito, aspirante a "scholar", cuya difusión semicosmopolita a la zaga de Hugo Wast y Manuel Gálvez se debe a razones extraculturales (director de la biblioteca de Estado más importante del hemisferio austral, "viajero"anglosajón de su propio país, arcángel Miguel de la milicia democrática contra el dominio oscuro de Satán-Perón. Cultivo moroso del mito gardeliano de la "viejita", frecuentación de un "entourage" de poetisas y poetisos semiins-truídos, etc. etc.) En suma, los mitos de Pasternak y Solshenitzin, trasladados al subdesarrollo de una colonia intelectual europea, un taller de costura con vista al puerto.

En el terreno realista de los hechos la solución que debe arbitrarse es simple: el pueblo debe ejercer el poder, recuperar el Estado que le fue sustraído después de Pavón y dictarse el tipo de cultura que más le convenga.
Los términos "aristocrática" y "popular"carecen de sentido crítico. La mente del dueño del Mercedes-Benz es similar a la de su chofer, unidas estrechamente una y otra por el chorro de lodo humano, recogido en los callejones de las ciudades de la potencia hegemónica, que se derrama por la pantalla del televisor. En el Barrio Norte de Buenos Aires, acrópolis de América del Sur, pocas personas leen libros o aciertan a interpretar las entrelíneas de los periódicos. El tango, mal que le pese a nuestro estrafalario Secretario de Cultura, es arte barroco, o sea, elaborado extravagante, fruto de los epígonos orilleros de Góngora.

La más alta expresión de la aventura artística, el clasicismo, es en cambio popular. El folklore del interior tiene origen erudito. El pueblo puede aspirar a una cultura de "élites", si ese es su anhelo y objetivo. En vez de inocularnos engendros como la "cumbia villera", reivindicada por funcionaros que jamás dedicaron diez minutos de su vida a Corelli y a Bach, y tal vez ni siquiera a Astor Piazzola o Atahualpa Yupanqui, deberían acercar al público al mundo de Haendel y Cimarosa, con la convicción que gustará de él. Para Eugenio D'Ors, el poema "Martín Fierro" es tan complicado como las ecuaciones simbolistas de Mallarmé.

Los jacobinos aspiraron a modificar las bases mismas del razonamiento humano; el justicialismo sólo anhela abolir un orden cultural "falso e bugiardo" y sustituirlo por otro nuevo, auténtico y veraz.

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El juicio del mono (apuntes sobre el fundamentalismo religioso norteamericano)

Mi buen amigo John, déjame advertirte. Tratas con dementes. Todos los hombres están locos en un sentido u otro". "Drácula", Bram Stoker,1897.

"Las paredes son el pizarrón del pueblo" dice el escritor argentino David Viñas. Durante los supuestos bombardeos quirúrgicos de la "intervención humanitaria" de la OTAN en la ex Yugoslavia, podía leerse en las calles de Belgrado: "Nosotros a los idiotas y los insanos los ponemos en los manicomios, ustedes en la Casa Blanca". Por entonces, que gobernaba Bill Clinton, lejos estábamos de imaginar lo que sucedería después: la nación más poderosa del planeta, militar y económicamente, la usina de producción tecnológica y generación de premios Nóbeles, gobernada por una administración política signada por la ignorancia y el oscurantismo. Nadie familiarizado por la historia debería extrañarse que el creciente déficit democrático en Estados Unidos vaya acompañado por la declaración de misiones mesiánicas para llevar la democracia a un mundo que sufre.

En ocasiones, al referirse al fenómeno islámico, ciertos publicistas y analistas de café utilizan términos como integrismo o fundamentalismo, los que son transplantados de un contexto histórico-cultural a otro - por cierta analogía - pero abusando de una excesiva generalización. Es por ello que, como primera instancia, conviene efectuar algunas delimitaciones conceptuales a los efectos de devolver a cada término su verdadero significado.

Tanto los vocablos integrismo como fundamentalismo corresponden a movimientos de expresión religiosa que se dieron a fines del siglo XIX y comienzos del XX dentro del catolicismo intransigente y entre sectores puritanos del protestantismo, respectivamente y que no tuvieron implicancias políticas en el sentido que reconocemos actualmente. En efecto, integrismo es un término de origen francés, "intégralisme", que se utilizó en forma peyorativa para designar a una facción del catolicismo de los países latinos de Europa que, a lo largo del siglo XIX, se oponía a todas las tentativas de conciliación entre la Iglesia Católica y la sociedad surgida de la Revolución Francesa, por considerar a la modernidad como antagónica a la tradición que ellos pretendían preservar. Su lema era: no se puede transigir en los principios. Esto se traducía en un rechazo a la República no sólo por ser partidarios de la monarquía, de la soberanía temporal del Papa y del mantenimiento de los Estados Pontificios, sino además, fundamentalmente, por no admitir bajo ningún aspecto el principio republicano elemental de la libertad de conciencia y de culto, considerado un agravio a la verdad única del dogma católico y a la religión como elemento estructurante de la sociedad.

Contrariamente a integrismo, fundamentalismo fue un nombre asumido por el movimiento protestante conservador, que se originó en los EE.UU. a fines del siglo XIX, como reacción a las interpretaciones liberales y modernistas de esa época. Su objetivo básico era defender el precepto de inspiración divina de la Biblia -su infalibilidad- y, por lo tanto, la autoridad absoluta de la misma en la vida de todo cristiano. Por ello, veían (y ven) en la difusión de las doctrinas evolucionistas (como el darwinismo) el alto grado de decadencia a que había llegado la sociedad angloamericana: la secularización de los modos de pensar, la descristianización de la cultura y la educación. Como solución proponían el retorno a la palabra de Dios: la Biblia y el Dios de la Biblia son la única esperanza, sostenían. En su defecto, la sociedad norteamericana estaría destinada a sucumbir. Ello denota la preocupación por la moral privada y su alejamiento de la esfera política y de los asuntos públicos.

Esa concepción estricta del fundamentalismo ha ido, sin embargo, modificándose y hoy se llama fundamentalismo (a veces con una frivolidad periodística que asusta- "solo el periodismo es más frívolo que el filósofo", decía Wittgenstein) a lo que no encaja en nuestro modo occidental de vida. En cualquier caso, el concepto, al incorporar otros significados ha ido creando una idea del fundamentalismo que converge con las intuiciones comunes mayoritarias (dominantes). Y, así, por fundamentalismo se entiende, en general, una postura acrítica, dogmática, cuya suprema expresión es aquella en la que un punto único, central, juega de gozne y todo lo demás no hace sino girar a su alrededor.

En este sentido, el candidato actual más acabado para pasar por fundamentalista suele considerarse al Islam. Porque su monoteísmo es extremo y la dependencia de los muslim, -"siervos" - del Supremo es total; no deja resquicio alguno. Se ha dicho que el islamismo es la religión de la fe, el judaísmo de la esperanza y el cristianismo de la caridad; y que a los tres les cruza, sin duda, el monoteísmo mentado.

Pero al hablar del islamismo aludimos a una variada gama de corrientes políticas del mundo musulmán que tienen por objeto el restablecimiento del "Estado islámico" en las sociedades en las que actúan. Este fenómeno no es un hecho aislado y mucho menos reciente. Desde los comienzos del Islam han existido movimientos que se han basado en la necesidad de una renovación religiosa para justificar su conquista del poder o su lucha contra el poder instituido. Pero es a partir del triunfo de la revolución iraní, en enero de 1979, hasta la actualidad, con el inquietante Mahmoud Ahmadinejad, que estas corrientes políticas cobran fuerza y su importancia se extiende prácticamente a todo el mundo musulmán.

El término "fundamentalista" (por supuesto traducción del original fundamentalism) nace en el Congreso Bíblico Americano, realizado en Niagara Falls, en el Estado de New York, en 1895. Encuentro cuya característica principal se expresa en la claudicación de la inteligencia ante la soberanía del texto sagrado, entendido éste literalmente y excluyendo explícitamente todo tipo de interpretación o hermenéutica, y en la aparición de doce folletos entre 1910 y 1915, donde sesenta y cuatro autores norteamericanos, canadienses y británicos desarrollan los principios del movimiento caracterizados por un acentuado puritanismo, milenarismo obsesivo y absoluta oposición por la cultura moderna, estigmatizada como "humanismo secular".

Lo interesante es que estos folletos, intitulados como "Los fundamentos: un testimonio de la verdad" fueron financiados, principalmente, por Lyman Stewart, fundador de la "Union Oil Company". Él, conjuntamente con otros empresarios petroleros y dueños de granjas, apoyaban generosamente a los fundamentalistas, pues consideraban que su ayuda económica era una "inversión fructuosa contra el evangelio social".

El evangelio social, que constituye el eje del conflicto y tiene como trasfondo una visión optimista de la historia, ve el remedio de la crisis en medidas sociopolíticas y en una vida comunitaria que se rija por los principios de la doctrina de Jesús.(1) Las convulsiones mundiales surgidas con posterioridad a la Primera Guerra Mundial, la oleada inmigratoria compuesta por un enorme porcentaje de católicos y la aparición de nuevos actores en el horizonte histórico social, como el comunismo, el socialismo y el humanismo secularizante, desataron el pavor y la paranoia que caracteriza a los protestantes norteamericanos.
La fuente inmediata del excepcionalismo norteamericano fue esta tendencia intelectual del siglo XIX - el Evangelio social -, este sostenía que el hombre supera gradualmente el mal a medida que mejora la naturaleza humana, e implicaba que en Estados Unidos, dado el mérito de sus instituciones políticas, la naturaleza humana se estaba perfeccionando a ritmo más rápido que en otras partes. En consecuencia, los norteamericanos tenían el deber de extender los beneficios de este sistema.

Frances FitzGerald, al examinar la influencia de la teología milenarista o premilenarista ("estamos viviendo en los últimos días") en la política norteamericana, señala que la visión milenarista ejercería gran influencia en los años de la guerra fría ("el mal absoluto nos enfrenta; si no prevalecemos aquí - en Vietnam, Nicaragua, etc.- nuestras defensas contra el caos y el mal se desmoronarán por doquier"), mientras que el gnosticismo político del Evangelio Social dominó el período que va de 1916 a la guerra fría. Desde luego es influyente aún hoy. Aunque era "una posición minoritaria, igual que el premilenarismo entre los protestantes norteamericanos del siglo XIX... la tendencia general de ese pensamiento estaba muy difundida. Woodrow Wilson fue a la Conferencia de Paz de París con la visión gnóstica de que los Estados Unidos llevarían paz, libertad y justicia al mundo mediante un acto de voluntad. Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, esta visión alimentaba la oratoria de muchas grandes figuras públicas, de Roosevelt a Wendell Willkie y Henry Luce".

La aparición del fenómeno fundamentalista cortó en dos a los Estados Unidos, acompañando la confrontación del período de entreguerras. El marco de fondo al desarrollo del movimiento era un norte industrializado y en plena expansión material frente al sur, esencialmente agrícola, con un tipo de organización social en consonancia con esa característica, y una situación económica sumida en una marcada decadencia desde la derrota de la guerra de Secesión.

Y es en el sur, precisamente, en donde se congrega la mayor cantidad de adherentes al fundamentalismo, gente temerosa de Dios, que lee la Biblia, prepara tortas de manzana y agita banderitas en los días patrios. Y esto es tan así que se le ha asignado una nomenclatura geográfica sumamente simbólica: "Bible Belt" (el cinturón bíblico). De modo que no es extraño que vean al reto terrorista-totalitario en términos metafísicos: la libertad contra el Mal, discurso que se inició en la década del 40 y perduró, con matices, hasta Ronald Reagan y George W. Bush.

Ya el elocuente James Burnham, ex trotskista y luego progenitor intelectual del neoconservadurismo norteamericano, escribió en el número de invierno de 1944-45 de Partisan Review que el poder soviético:

"...tal como la realidad de lo Uno del neoplatonismo... se despliega, al oeste hacia Europa, al sur hacia el Cercano Oriente, al este hacia China, y ya lame las costas del Atlántico y el Golfo Pérsico. Así como el Uno indiferenciado desciende en su avance por las etapas de Mente, Alma y Materia, y luego inicia su fatal Retorno hacia sí mismo, así el poder soviético, manado desde un centro íntegramente totalitario, se extiende mediante la Absorción (los países bálticos, Besarabia, Bakovina, el este de Polonia), la Dominación (Finlandia, los Balcanes, Mongolia, el norte de China y mañana Alemania), la Influencia Orientadora (Italia, Francia, Turquía, Irán, el centro y el sur de China), hasta disiparse allende las fronteras de Eurasia, en la esfera material externa de la Pacificación y la Infiltración momentánea (Inglaterra, Estados Unidos)."

Convengamos que este despropósito tiene más consistencia y estilo literario que cualquier declaración de los actuales funcionarios de Washington. Respecto a la intransigencia religiosa de los Estados que antiguamente pertenecieron a la derrotada Confederación sudista, es interesante recordar que el premio Nóbel de literatura, Sinclar Lewis, creó, en 1927, un personaje novelístico en su obra "Elmer Gantry". Arquetipo del predicador fundamentalista, Elmer Gantry, radicado en el sur, debe sus características de embustero, rígido y paradójicamente amoral, a ciertos individuos que Lewis había observado y conocido.

Este personaje no tardó en convertirse en la representación dominante del fundamentalismo, tal como lo veían gran parte de los intelectuales, o, mas estrictamente, el "establishment liberal intelectual". Recordemos que "liberal", en política, en los Estados Unidos, tiene una significación distinta a la del continente europeo o el resto de América. Expresa un tipo de pensamiento aproximado a lo que se conoce como la socialdemocracia europea. Pregona cierta redistribución económica, progresismo impositivo y la defensa irrestricta de libertades publicas, con las menores interferencias gubernamentales posibles.(2)

La traducción social del fundamentalismo estribaría en una concepción orgánica, cerrada, exclusivista y antimoderna de las relaciones socio políticas. No en vano al tradicionalismo se le ha llamado también integrismo (aunque en cuestión de nombres todo está abierto a cierta discrecionalidad. Así, alguno ha incluido dentro del credo político integrista a Wittgenstein. Aunque, no hay que escandalizarse, otro autor no menos serio le ha incluido entre los gnósticos. No faltará quién lo meta pronto entre los futbolistas ya que la idea de juego de lenguaje se le ocurrió viendo un partido de fútbol).

Pero para concluir con este galimatías terminológico, daremos como ejemplo extremo el de Roger Garaudy. Este converso al islamismo, después de su largo viaje por el marxismo y de agotar todo tipo de diálogo con los católicos, escribió en su libro Los integrismos: Ensayo sobre los fundamentalismos en el mundo: "El fundamentalismo-integrismo consiste en identificar una fe religiosa o política con una forma cultural o institucional que pudo revestir en una época anterior de su historia.. Creer, pues, que se posee una verdad absoluta e imponerla... Ahí se incluye el cientificismo que pretende tener respuesta para todo en nombre de una concepción arcaica y positivista de la ciencia; que cree en la hegemonía eterna de Occidente". Como vemos, para Garaudy tan fundamentalista-integrista es el islamista extremo como el científico habitual. Los dos se habrían quedado en una rígida, anquilosada y pétrea creencia que, en su ahistoricidad, surge agresiva, contra todo, anti-todo lo que exija moverse.

Pero para desbrozar un poco esta hojarasca terminológica, que ha confundido mas que esclarecido, podemos señalar ciertas constantes ideológicas: el profetismo, cuando, por ejemplo, Bush confiesa escuchar la orden de Dios para atacar a Irak; el mesianismo, algo tan común en los Estados Unidos que ha nutrido gran parte de su producción fílmica, desde la memorable "Heredarás el viento" hasta la desopilante "Dr. Insólito" y en tercer lugar el milenarismo, el advenimiento de la espiritual Jerusalén, de una sociedad perfecta y definitiva, que se sale de la Historia y le pone fin, alcanzando la plenitud de los tiempos y de cuya llegada da cuenta, según el inefable Pat Robertson, las recientes catástrofes naturales... como el huracán "Katrina".

Pese a la separación entre Estado e Iglesia que establecen las leyes, la democracia republicana de los Estados Unidos está convirtiéndose poco a poco en una teocracia, o en algo muy similar a lo mismo. Basta ver las constantes invocaciones al Todopoderoso en las campañas presidenciales, las cuales no se contradicen con sus desordenadas conductas personales y aberraciones públicas en política exterior (sus guerras no son objetables ante los ojos de Dios, es más, cuentan con su beneplácito).

El Juicio del Mono

En 1925 tuvo lugar en Dayton, Tennessee, en los propios Estados Unidos, el llamado Monkey Trial (El juicio del Mono). En el mismo se condenó al maestro de escuela John Scopes a una multa de 100 dólares por haber comentado en clase la teoría de Darwin. Si bien el docente perdió el juicio, fue la oportunidad (recreada en la citada película "Heredarás el viento") para que dos formidables abogados debatieran sobre el creacionismo y la teoría evolutiva: Clarence Darrow y Arthur Garfield Hays.

Darrow perdió el juicio, pero hizo que Dayton y todo el estado de Tennesse se convirtieran en el hazmerreír del mundo entero ante preguntas de puro sentido común: "¿cree usted que el mundo fue creado por Dios sólo 4004 años antes de Cristo y que el diluvio universal se produjo aproximadamente 1650 años después?, ¿cómo cree usted que Caín consiguió esposa, si no había otra mujer que Eva sobre la Tierra?" Y así. Recuérdese que en 1650 el arzobispo James Ussher, basándose en la Biblia, más precisamente en la edad de los profetas, calculó que la creación del mundo debió tener lugar el 26 de octubre del año 4004 antes del nacimiento de Jesucristo, a las 9 de la mañana. Sin entrar en tantos detalles, ya en 1599 hacía decir Shakespeare a un personaje de su comedia Como gustéis: "Este pobre mundo tiene unos seis mil años"

Sin embargo, para muchos norteamericanos toda mención a la evolución o algo parecido, sigue siendo indigerible. Si bien en 1966 una profesora de biología de Alabama, Miss Susan Epperson había logrado tras su apelación, que el 12 de noviembre de 1968 el Tribunal Supremo de los Estados Unidos declarara "anticonstitucional" toda ley que se opusiera a la enseñanza de la teoría de Darwin, aún hoy estados como Florida, Mississippi, Missouri, Illinois, Kentucky y Oklahoma omiten la palabra "evolución" de sus programas de estudio y el 2004 el sistema escolar del condado de Cobb, en Georgia, fue por más.

Sus autoridades obligaron a que todos los libros que aludieran a la teoría de la evolución llevasen un aviso que advirtiera que se trata apenas de una entre tantas otras posibles explicaciones sobre el origen de la vida. Entre las teorías a la que implícitamente alude la advertencia, figura de manera prominente una denominada "diseño inteligente".

El término apareció por primera vez en 1984, en el libro "El misterio del origen de la vida: un reexamen de las teorías actuales", escrito por Charles B. Thaxton, Walter L. Bradley y Roger L. Olsen. Los autores son tres bioquímicos que se proclaman "cristianos renacidos" y argumentan que la diversidad de las cosas vivas es tan abundante y tan compleja que no puede haber evolucionado como resultado de un proceso azaroso y gradual. El concepto fue abrazado con entusiasmo por los defensores del creacionismo, doctrina que propone una interpretación literal de la Biblia, como una forma de conferirle un peso "científico" a lo que de otra manera, sería meramente una interpretación teológica. Aunque estos intentos vienen de larga data. "A la necesidad de pruebas experimentales, algunas sectas dieron respuestas que pretendieron ser científicas, tales como un pequeño juego de las cifras llamado gematría. Manipulando las fechas y las cifras, literales o simbólicas, que abundan en la Biblia (y en la historia de la humanidad), es posible demostrar lo que se quiera. ¿No se ha probado que la Bestia del Apocalipsis (13,18), cuyo número es 666, designa a Nerón, a tal o cual Papa, a Hitler, Stalin y aún a Henry Kissinger".(3)

Sucede que tal como hemos visto en el comentario de Garaudy, la ciencia todavía no lo explica todo, es más genera sorpresas, imponderables y enigmas todavía irresolubles ¿con que prodigioso juego de casualidades consiguió la Naturaleza crear un órgano tan perfecto como el ojo de los vertebrados superiores? Darwin confesaba que no podía pensar en esto sin que le entrara la fiebre. Pero, contrariamente a sus acérrimos adversarios, era un intelectual carente de fanatismo, prodigiosamente abierto y aventurero, que hacía, solo por ver lo que el llamaba "experimentos idiotas", como tocar la trompeta a unas enredaderas. Y Wallace, tan abierto como él, fue un pionero de Parapsicología.

Es por ello que pese al empecinamiento de los funcionarios escolares de varios estados, que consideran que repetir la teoría de Darwin en exclusividad, año tras año, constituye un fraude para los estudiantes y proponen contraponerla a la teoría del diseño inteligente como una forma de "presentar un cuadro más balanceado", se ha manifestado la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos sosteniendo que no es otra cosa que el viejo creacionismo con nuevo envase.

Contrariamente a lo que se supone, salvo sectores integristas, la Iglesia Católica no se opone taxativamente al evolucionismo. Y aunque parezca mentira, fue un Papa estigmatizado por muchos como excesivamente conservador, Pío XII, quien en la encíclica Humani Generis (1950) expresó:

"La Iglesia no prohíbe que la teoría de la evolución, que trata del origen del cuerpo humano como resultado de otra formas vivas preexistentes, sea investigada y discutida por los expertos, en la medida que lo permita el estado actual de las ciencias humanas y de la teología sagrada"

El Génesis expone metáforas. Lo que son días para Dios son millones de años para los hombres. Pese a ello, Juan Pablo II, dijo en 1996 que la evolución era apenas una hipótesis y que sólo debía ser aceptada cuando se encontraran evidencias.

En realidad, este cambio de parecer, responde a hechos concretos: desde comienzos de los años 90 se ha ido formando un frente de evangélicos y católicos que asesoran al presidente (norteamericano). Uno de ellos, el padre Richard John Neuhaus, pastor luterano hasta 1988 y sacerdote católico desde 1991, es una figura tan cercana a Bush que, según el semanario Times, "nadie lo ayuda tanto a articular sus ideas religiosas". La preocupación central de Neuhaus - quien dirige el semanario ultraconservador First Things (Primeras cosas) - es cómo enderezar una nación de apóstatas, cuya cultura ha sido corrompida durante más de un siglo. La respuesta es simple: hay que gobernarla moralmente aún a contracorriente de sus propios designios. "La ciencia debe basarse en la fe y no a la inversa: ésa es la bandera de la nueva revolución. El combate ha empezado antes aún del 11 de septiembre de 2001, mediante los severos recortes del gobierno a los gastos de investigación en terrenos tan sensibles como el calentamiento global, la emisión o derrame de residuos tóxicos y la contraconcepción. Ahora, en todas las dependencias oficiales que controlan los medicamentos, la salud y el medio ambiente, se respeta una agenda férrea que se opone al aborto - por supuesto - a los programas de prevención del sida, al uso de preservativos, a cualquier educación sexual que no preconice la abstinencia, a la llamada píldora del día siguiente y a la fertilización artificial".(4)

Desde luego que para quienes integran este frente político-religioso el "diseño inteligente" no admite discusión. Sin embargo, no todas las opiniones son simétricas, muchos católicos han criticado este pastiche, entre ellos el reverendo George Coyne, un jesuita que dirige el Observatorio Vaticano, "El diseño inteligente no es ciencia, aunque pretenda serlo. Debe transmitirse dentro de la enseñanza de la religión o de la historia cultural, no en el campo de la ciencia", afirmó. Convengamos (seamos creyentes o no) que los jesuitas tienen una formación tanto teológica como profana... un poquito mejor que la de los predicadores de Arkansas o algún otro lugar del Medio Oeste norteamericano.

No obstante, para un newborn Christian, un cristiano renacido que recién dejó la botella como Bush, meditar sobre los meandros y enigmas de la existencia a la luz de la ciencia, puede representar el peligro de un derrame cerebral.

Mi buen amigo John, déjame advertirte. Tratas con dementes. Todos los hombres están locos en un sentido u otro". "Drácula", Bram Stoker,1897.

Pero en algún punto de la confusión de su conciencia nacional, los norteamericanos saben que están atrapados en la pequeña contradicción de amar a Jesús los domingos y codiciar una fortuna el resto de la semana.

Renunciar a la bebida puede haber sido el acto más heroico de la vida de George W. Bush - dijo en algún momento Norman Mailer - pero ahora los Estados Unidos podrían estar pagando el precio. La religiosidad de George W. se convirtió en un ungüento que cubre toda la locura del alcohólico en recuperación que aún respira en su interior.

(1) Sánchez Parodi, Horacio M. "El Fundamentalismo en la política". Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1998.
(2) Ibíd.
(3) Woodrow, Alain "Las nuevas sectas". México. Fondo de Cultura Económica, 1993.
(4) Martínez, Tomás Eloy "La creación según Bush", La Nación, 24/9/05.
(5) Ibíd.

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EL PANTANO IRAQUI

"Da bronca cuando uno ve un soldado hecho pedazos, por que se pensaba que esto iba a ser una cosa rápida y no lo es".
Faustino Saizar, argentino, sargento enfermero en el Hospital 31 de apoyo de combate en Bagdad.

"El enemigo se ha vuelto asimétrico. Nos emboscan. No hay combate convencional abierto".
Tcnl. Bryan Mc Couy. Jefe del 3er. Batallón de Marines en Irak.

Era previsible, tan sólo un despistado por ignorancia histórica o por sufrir las recurrentes infecciones con lo cual esa usina de ideología llamada Holywood apesta al mundo, podía tragarse la "Misión cumplida" que, disfrazado de "Top Gun", el presidente-cowboy proclamó desde la cubierta de un portaaviones.

Lo que pretendía ser un desfile triunfal de carrozas romanas sobre un territorio conquistado, se empantanó en una ciénaga inmunda, un arenal de sangre y petróleo donde la "Pax americana" es saludada cada mañana con el estruendo de un coche-bomba y el repiqueteo de morteros y metralla. "Guerra asimétrica" la denominaron los estrategas (1) en la que insurgentes locales o terroristas internacionales, carentes de alta tecnología bélica pero convenientemente financiados, con buena logística y férrea voluntad de lucha, pueden doblegar a naciones poderosas en pequeños conflictos periféricos. Ejemplos sobran: Francia en Argelia e Indochina, La Unión Soviética en Afganistán y los propios Estados Unidos en Vietnam y no hace mucho en Somalía, donde bandas de cazadores-recolectores derribaron dos helicópteros de última generación, parecen corroborar la observación de Henry Kissinger: "La guerrilla gana cuando no pierde y las fuerzas convencionales pierden cuando no ganan". (2)

"Irak no es Vietnam" repite el Pentágono como una letanía. Es verdad, porque es peor, a esta guerra de supuesta baja intensidad - dado que las fronteras son difusas, contrariamente a conflictos anteriores- se le suma un componente inmanejable: el religioso. "¿Tú mueres por petróleo? ¡Yo muero por Dios! Gritan los mártires. Los días 11 no habría que salir de casa". La amenaza es real - New York y Atocha lo confirman - y la pregona un Jeque, Omar Bakri Mohammed, jefe espiritual del grupo islámico Al Muhajiroum. La intervención de Irak, mas que Afganistán, lejos de arrasar con el cubil del terrorismo no ha hecho mas que expandirlo como una mancha de aceite por el resto del mundo. Sus filas ya no son integradas solo por talibanes o fundamentalistas sauditas, ahora se incrementan con el aporte de hijos de musulmanes moderados, muchos de ellos nacidos y educados en Occidente, que consideran la embestida norteamericana como un ataque directo al Islam para controlar sus recursos y reorganizar Medio Oriente sobre la base de sus exclusivos intereses.

El atentado a las Torres Gemelas es una de las tantas consecuencias de las Guerra del Golfo librada en la década anterior, cuyo fin primordial y aún no logrado consiste en apropiare de la arteria de su ministro de energía del Imperio. A tal fin, y legitimada por la teoría del "conflicto de las civilizaciones" de Samuel Huntington, parecía confirmarse la hipótesis de una conspiración islámica que abarcaría la guerra civil en Argelia, los ataques de musulmanes radicalizados en Egipto, la inestabilidad de la repúblicas centroasiáticas, la intifada palestina, el apoyo a los musulmanes bosnios, el triunfo talibán sobre los soviéticos, la insurgencia chechena, la guerra civil entre el gobierno musulmán de Jartum y los cristianos del sur del Sudán y el ataque al World Trade Center de New York. Esta supuesta conspiración, cuyo máximo exponente no sería otro que Osama Ben Laden, producto díscolo y extrañamente inasible del laboratorio del Dr. Frankenstein, constituye la excusa perfecta para ocupar Asia Central, territorio clave para el control de Eurasia (un espacio geopolítico que abarca la Rusia europea, Medio Oriente, buena parte de la India y China entera hasta el Pacífico. La llave para su dominio es Uzbekistán, primer país donde Estados Unidos desplegó tropas en su expedición punitiva al régimen de Kabul.

Se dice que los argentinos somos propensos a las teorías conspirativas para enmascarar la ineptitud crónica de nuestra dirigencia política, hay bastante de cierto, pero no es este el caso. Nuestra sospecha surge de la lectura del libro "The Grand Chessboard American Primacy and It´s Strategic Imperatives" Basic Books. New York. 1977 (el grandioso tablero de ajedrez. La primacía estadounidense y sus imperativo geoestratégicos), obra del sucesor de Kissinger, el polaco Zbigniew Brzezinki. Asesor de seguridad de Carter, asesor de inteligencia exterior de Reagan y Bush padre. Este académico de consonantes impronunciables delineó hace casi una década la hoja de vuelo del águila americana. "Por primera vez una potencia no euroasiática ha surgido no solo como árbitro fundamental de las relaciones de poder euroasiáticas sino también como máxima potencia del mundo. EE.UU. es en verdad la primera potencia realmente global" dice la introducción, advirtiendo que en adelante la potencia hegemónica actuará por la convicción de que las relaciones internacionales son relaciones de poder y no de derecho. Su preeminencia universal "depende directamente de cuánto tiempo y con cuánta eficacia sostendrá u dominio en el continente euroasiático (Pág. 30). Arrogante diáfano, el estratega centroeuropeo define porqué del objetivo: "La potencia que domine Eurasia controlará dos de las tres regiones más avanzadas y económicamente productivas del planeta" y ese control "acarreará casi automáticamente la subordinación de África, convirtiendo al hemisferio occidental y a Oceanía en (regiones) geopolíticamente periféricas… la mayor parte de la riqueza del mundo se encuentra allí… y alrededor de la tres cuartas partes de los recursos energéticos mundiales conocidos" (Pág.31). Brzezinki es terminante en el diagnóstico a corto plazo: "El consumo mundial de energía aumentará de manera notable en las 'próximas dos o tres décadas.

Estimaciones del Departamento de Energía de EE.UU. anticipan que la demanda mundial se elevará más del 50% entre 1993 y 2015 y en el Lejano Oriente tendrá lugar el incremento más importante del consumo… la región de Asia Central y la cuenca del Mar Caspio tienen reservas de gas natural y petróleo que empequeñecen las de Kuwait, el Golfo de México y el Mar del Norte" (Pág.125). Esto fue publicado hace más de un lustro ¿Será por ello que el comandante de las fuerzas norteamericanas en Afganistán advirtió sobre la necesidad de trasladar la guerra a otros países? Leemos un cable de Reuters: "Las relaciones que tenemos con los países lindantes nos permitirán desarrollar lo largo del tiempo el trabajo que todos sabemos debe ser hecho" dijo el general Tommy Franks, titular del comando central norteamericano, desde Kabul. A pesar que Washington incluyó a Irán en su "eje del Mal" -los países que auspician el terrorismo-.

Franks sugirió que la guerra contra el terrorismo también debería extenderse a esa nación islámica tanto como Pakistán - histórico aliado de la Casa Blanca - Tadjiskistán y Turkmenistán" (La Nación 25/ 8/02) Declaraciones de este calibre nos hace recuperar en su mayor en su mayor dimensión la idea del imperialismo", que había sido abandonada vergonzosamente tras la derrota del comunismo y luego diluida - según Atilio Borón - en la categoría de "imperio" tal como la usaron Tony Negri y Michael Hardt.

El que acecha en el umbral

A los no muy lejanos escándalos financieros de sus megaempresas (Enron, Wordcom, etc.) donde se birlaron las jubilaciones de los "plomeros y carpinteros norteamericanos" con un estilo no muy diferente al de los corruptos políticos de la despreciada Latinoamérica, debe sumarse las presiones del complejo militar-industrial gravemente afectado por la desaparición del "imperio del mal", singular denominación con lo cual Reagan se refería a la Unión Soviética. En consecuencia, el episodio del 11 de septiembre viene como anillo al dedopara justificar una "guerra preventiva", una guerra seudo-religiosa contra uno de los integrantes del "eje del mal" (Irak, Irán, Corea del Norte) y establecer un Yalta petrolero con su socio privilegiado: Gran Bretaña. Es que las reservas probadas de petróleo ubican a Irak segundo en el ranking mundial, después de Arabia Saudita. Unos 112.000 millones de barriles (alrededor del 12 por ciento de las reservas mundiales) de uno de los crudos más codiciados y de menor costo de explotación. El venezolano Juan Pablo Pérez Alfonso llamó al petróleo "el excremento del diablo". Irán también posee hidrocarburos, pero al mismo tiempo una fuerza militar intacta y posible armamento atómico. Corea no tiene ningún recurso apetecible, salvo tecnología nuclear y la protección del hermano grandote que pega y es la niña mimada de las inversiones del planeta: China. El destino de Saddam Hussei estaba sellado.

La convocatoria a vengar la afrenta sufrida, intentó desviar la mirada de la opinión pública norteamericana de sus problemas domésticos, alimentado su evidente paranoia que se manifiesta desde sus productos fílmicos ("La conspiración", "J.F.K.", "Los expedientes secretos X", etc.) hasta el Ku Flux Klan, las "Milicias de Michigan" y otros grupos demenciales. La obra de Michael Moore y los escritos de Susan Sontag y Noam Chomsky me eximen de comentarios. El enemigo está afuera, pero también puede estar adentro. Ayer fueron los rusos, hoy son los árabes y el narcotráfico, mañana serán los alienígenas o los fumadores. Pero siempre habrá alguien acechando, odiando la libertad, aborreciendo el american way of life, por lo que se de libertades garantizado por la Constitución -algo impensable pocos años atrás- y se justifica cualquier tipo de acción unilateral, contrariamente a la anterior Guerra del Golfo que contó con el aval de la ONU.

El mesianismo de la política exterior norteamericana, el "Destino Manifiesto" y la frontera permanente no es nuevo, se manifestó en los albores de su emancipación. Incluso entre 1909 y 1913 el presidente Taft se permitió decir: "Todo el hemisferio será nuestro de hecho, como en virtud de nuestra superioridad de raza (sic) ya es nuestro moralmente". A lo cual su coterráneo Mark Twain le contestó irónicamente: "La bandera norteamericana no tiene que tener las cuarenta y ocho estrellas, sino cuarenta y ocho calaveras". Esta pretendida superioridad moral, de la cual una gran parte de la población norteamericana (no toda) y la casi totalidad de la actual administración cree poseer por mandato divino, protegería a los Estados Unidos de la corrupción y perversión que afecta al resto de la humanidad. Que lo digan es una cosa, pero que lo crean es otra. Y lo increíble es que están convencidos de que lo que sucedió en la cárcel de Abu Ghraid es una anomalía del sistema y no el sistema mismo. Esto va más allá de una hábil manipulación de la opinión pública al estilo de Goebbels o el "Gran Hermano" de Orwel, es la visión maniquea del mundo que sus iglesias electrónicas predican y que como una gangrena avanzan sobre Latinoamérica. Baste decir que uno de los grandes éxitos editoriales del país del norte son los libros de Tim La Haye. Pero, ¿quién es este fulano? Sus primeras 11 novelas de la serie "Abandonados" - la duodécima salió a la venta hace dos meses -llevan vendidos 58 millones de ejemplares y el tema que anuda a todas ellas es una transcripción literal del Libro del Apocalipsis y de la epístola de San Pablo a los tesalonicenses. En ellos se presagia que Cristo descenderá del Cielo en su Segundo Retorno y convocará a los "verdaderos creyentes", quienes desaparecerán en lo que se denomina "el éxtasis". Abandonados en la Tierra quedarán los no creyentes, una categoría que no solo incluyen a los ateos, sino también a los católicos, anglicanos, luteranos, judíos y musulmanes, quienes sufrirán siete años de calamidades y catástrofes antes que Jesucristo reaparezca para su batalla final con el anticristo, que tendrá lugar en Israel, donde el demonio será derrotado y sobrevendrán mil años de paz" (3).

En muy poco tiempo, este trastornado construyó una extensa red de iglesias, escuelas y seminarios donde adoctrina acerca del sexo, el matrimonio y la vida cristiana y advierte sobre los peligros del evolucionismo, Freud, el Catolicismo y el feminismo. En comparación hasta el Opus Dei nos parece progresista, pero lo peligroso es que detrás de este delirio se encuentran muchas de las pautas que definen el pensamiento de varios integrantes de la administración Bush, incluido el primer mandatario, que ha sabido instrumentar perversamente los sucesos del 11 de septiembre para azuzar a su población a interpretar los acontecimientos mundiales como predicciones bíblicas. Pero los hechos son más prosaicos, Irak no es Armagedón, es tan solo una pieza del mosaico más complejo. Al imperio le preocupa la existencia de zonas de influencias y apetitos de países -Rusia, China, Irán, Turquía- que podría entorpecer el proyecto hegemónico. Brzezinski aconseja dar "un gran valor a las maniobras y manipulaciones destinadas a impedir el surgimiento de una coalición hostil que eventualmente desafíe la primicia de EE.UU." (Pág. 108). "La tarea más urgente es garantizar que ningún Estado o combinación de Estados obtenga la capacidad de expulsar a EE.UU. de Eurasia o incluso disminuir significativamente su decisivo papel de árbitro" (Pág. 198). Es más "Para usar una terminología que recuerda l era más brutal de los antiguos imperios, los tres grandes imperativos de una geoestrategia imperial consiste en impedir la convivencia entre vasallos y asegurar su dependencia en materia de seguridad, mantener la docilidad de los tributarios e impedir que los bárbaros se unan" Es decir, el combate perpetuo, la contienda perenne, en palabras del inefable Dick Cheney, la guerra contra el terrorismo "no puede terminar en nuestras vidas"

"We want the World, and we want it now"

Otra vez Brzezinski nos habla sin sutilezas: "Uzbekistán representa el obstáculo mayor a cualquier renovado control ruso de la región" (Pág.121) y es "de hecho el candidato más importante a detentar el liderazgo regional en Asia Central" (Pág. 130) "Kazajstán es el escudo y Uzbekistán el alma de los despertares nacionales (antirusos)" (Pág. 130) Mientras Estados Unidos pulsea con el Oso Ruso por la pequeña Georgia, ya ha instalado bases en los países mencionados y en otros siete más de la región. Pero la intervención de Irak apunta más lejos: "desislamizar" el Medio Oriente, "modernizar" un territorio sumido en el atraso por dinastías teocráticas que, curiosamente, fueron firmemente asistidas militar y políticamente durante la Guerra Fría para neutralizar los movimientos nacionalistas inspirados en el General Nasser. Pues si algún nubarrón avizora en el firmamento el asesor de seguridad - según plantea en el capítulo veinticuatro de "El Gran Fracaso" - este no es otro que la sombra del nacionalismo, más presente que nunca en el post-comunismo.

El "cambio de régimen" en Irak y la campaña contra Al Qaeda no es otra cosa que el prólogo a un programa norteamericano de varias décadas para cambiar virtualmente a todo Medio Oriente, e instalar una reforma social y económica. Todo Medio Oriente, más Asia Central, Afganistán y Pakistán serán incluidos en esta política, más un acuerdo árabe-israelí aceptable para Israel, un "cambio de régimen" en Irán, al igual que en Irak, y apoyo a la sociedad civil en toda la región, particularmente entre los actuales aliados (es decir: Egipto, Arabia Saudita y probablemente los emiratos del Golfo). Esta "Pax Americana", esta remozada versión de la cruzada democratizadora que Estados Unidos impuso a la Europa y el Japón de posguerra - asistencia económica a cambio de posiciones estratégicas en los territorios "liberados" de la dominación autoritaria - e la versión aggiornada de la "pesada carga del hombre blanco" de Kipling. Norteamérica sume el rol de la Inglaterra Victoriana y autoconstituida en el heraldo de la modernidad y la libertad envía a sus legiones, como otrora fueron las flotas de Su Graciosa Majestad, para abrir el comercio - en este caso los grifos petroleros - a "el único sobreviviente del progreso humano" según palabras del propio Bush.

Así como Gran Bretaña construyó una falsa teoría antropológica para legitimar su dominación - el evolucionismo unilineal - merced a la cual las poblaciones asiáticas y africanas debían ser despertadas de su letargo para conducirlas al sistema de vida que había probado ser el mejor, tanto en el terreno político como en el científico, el engendro de la nueva falacia: la globalización, recorre el mundo enjaezado en el lábaro de las barras y estrellas. Sobre la base de este nuevo artificio ideológico, el mundo es articulado como una simple "red de conexión eléctrica internacional", con sus usinas, estaciones de distribución, ramales principales y secundarios, interruptores y leyes generales y específicas. Cuando existe una sobrecarga o una resistencia mayor a los cálculos de los ingenieros que la han proyectado y ejecutado, se produce un cortocircuito. Ello equivale a un golpe de estado, una dictadura, el ascenso de una fuerza no imaginada, o un conflicto local. Si se generaliza como contracorriente ocurre una extensión del contrasistema o del conflicto" (4). Esta imagen del politólogo Horacio Cagni, certera por cierto, se ajusta con precisión entomológica a la realidad, ya que es la prédica de los ideólogos internacionalistas, desde Marshall Mc Luhan y su "Aldea Global" hasta Francis Fukuyama y "El fin de la historia".

Así, cualquier resabio de soberanía, de identidad cultural, de vitalidad religiosa, será visualizado como una sospechosa manifestación de perturbación del orden establecido y será objeto de una "guerra preventiva". Ayer fue Malvinas, hoy es Irak y Afganistán, mañana pueden ser Cuba, Colombia o Venezuela. Todo gesto que amenace la armonía del orden impuesto por el poder hegemónico será objeto de una purga ejemplificadota. De esta forma, el genocidio será considerado reestablecimiento del equilibrio o daño colateral y la injerencia en los asuntos internos de otra nación como la ayuda recíproca para el mantenimiento de la democracia. Sus mentores podrán recibir, como Kissinger, el Nóbel de la Paz, y James Jonson - artífice del bombardeo de Bagdad del 91 - podrá declarar sin que nadie se escandalice, que aquella jornada fue la más excitante de su vida, aunque hubiera preferido "mas llamas ardiendo" ("Clarín", 19/ 1/91). Eduardo Pavlovsky, prestigioso psicoanalista y dramaturgo, refiriéndose a la guerra de Afgnistán, señalaba: "David Cooper, un antipsiquiatra inglés, decía que cualquier actitud irracional adquiere inteligibilidad cuando se hace una lectura de espectros mas amplios. Hay un problema con los barriles en el Golfo Pérsico y el gasoducto de Afganistn. Se lo reparten con Jacques Chirac y Tony Blair que también se vuelven fanáticos de golpe, tomando en cuenta esto el problema adquiere inteligibilidad. Sin tener en cuenta estos intereses que están en juego es difícil entender este conflicto". También adquiere inteligibilidad que la Argentina haya violado su tradicional política de no-alineamiento.

Sin consultar a sus vecinos y aliados naturales - que prudentemente se abstuvieron de involucrarse en el conflicto - el gobierno menemista en una muestra de obsecuencia y servilismo que hubiera asqueado al mismísimo Gunga Din, decidió enviar naves de guerra al Golfo. Para ella se montó una intensa campaña mediática donde lenguaraces rentados, desde la memorable parejita de "Tiempo Viejo", pasando por el estrafalario Escudé y el "alegre" Jorge Castro, más de una serie de "movileros" desconocidos y olvidables, pontificaban sobre la inserción de la Argentina en el Primer Mundo. Ningún rédito favorable obtuvo nuestro país de su participación en esta aventura, excepto la pérdida de una balanza comercial sumamente favorable con Irak y una participación patética en el "Desfile de la Victoria" de Nueva Cork. De no ser trágica la situación de la Argentina, hoy llamaría a risa las declaraciones del entonces Canciller Guido Di Tella: "La Argentina participará en la reconstrucción de Kuwait". La Nación del Plata fue el alumno más aplicado de la cátedra del FMI., incluso accedió a la curiosa categoría de "aliado extra-OTAN". Los beneficios están a la vista.

Es que lo operadores nativos de la ideología mundialista, entendida esta por una adscripción acrítica a una mal entendida occidentalización, aplicaron el alineamiento automático con los Estados Unidos - que con el lenguaje propio de un pederasta denominaron "relaciones carnales" - en la ingenua presunción de que la genuflexión ante el amo era el pasaporte para acceder a su despensa. Y este es el verdadero "pensamiento mágico", tan falto de racionalidad como el del supuesto populismo que tanto denostan.

Pero volviendo al estratega Brzezinski, advertimos que este tiene un temor:" La actitud de la opinión pública norteamericana respecto a la proyección exterior del poderío estadounidense h ido muy ambivalente. Apoyó la entrada en la Segunda Guerra Mundial sobre todo por la conmoción que provocó el ataque japonés a Pearl Harbour" (Pág. 24 y 25) y "como Estados Unidos se está convirtiendo cada vez más en una sociedad multicultural, podrá ser cada vez más difícil lograr consenso en cuestiones de política exterior, excepto en caso de una amenaza externa directa, realmente masiva y ampliamente percibida" (Pág.211).

No resistimos recordar el confuso episodio del acorazado "Maine", origen de la guerra hispano-yanqui de 1898, que marcó el definitivo eclipse del Imperio Español y el ascenso de Estados Unidos al rol de potencia mundial, el reemplazo del Viejo Mundo por el Nuevo y la génesis de la actual globalización. Un suceso tan sospechoso como el supuesto desconocimiento de la amenaza japonesa previa a Pearl Harbour. Un incidente tan dudoso como el Golfo de Tonkín, que sirvió de justificativo para la escalada bélica en Vietnam.

¿Será entonces que Washintong sabía de los atentados del 11 de septiembre y los dejó venir? ¿El mundo está convulsionado por una guerra calculada con frialdad y antelación? ¿Para establecer un dictadura mundial en los próximos cinco años, según el Dr. Johannes Koeppel, ex Ministro de Defensa de Alemania y luego asesor del entonces general de la OTAN, Manfred Warner? Hay quienes contestan afirmativamente a estos interrogantes, como el Francés Therry Weysan en su libro "La horrible impostura". "We want the world and we want it now" (Queremos el mundo y lo queremos ahora) dice la canción. Tal vez la premura se explique por el único párrafo esperanzador que deja traslucir esta orwelliano pronóstico: "A largo plazo, las políticas globales serán cada vez más incomparables con la concentración del poder hegemónico en un solo Estado. Por lo tanto, Estados Unidos no solo es la Primera y única superpotencia mundial que haya existido nunca sino que probablemente será la última" (Pág. 209).

"El águila ha vuelto a volar" se escuchó decir en el Salón Oval de la Casa Blanca, pero al parecer, a orillas del Éufrates la están bajando a gomerazos. Los Estados Unidos están perdiendo la guerra estratégica en Irak, el gobierno títere armado entre gallos y medianoche no es aceptado por la mayoría de la población y para peor, el "nuevo orden" que el águila americana quería imponer se ha transformado en un cambalache de puta madre donde se corre peligro de una fragmentación en tres sectores que desestabilizaría aún más la región. Un sector Chiíta al sur (con el consiguiente peligro de una futura anexión a Irán), un sector Sunnita en el centro y un Kurdistán independiente al norte (que ya está expulsando los pobladores árabes que Saddam envió como colonos) para terror de Turquía, el único integrante de la OTAN de confesión musulmana. Es que las guerras no se ganan en el plano tácito o estratégico, sino en el político. Et es una verdad de Perogrullo conocida desde tiempos inmemoriales. Al respecto conviene recordar la misiva que uno de los hermanos de Napoleón, a la sazón gobernador de Westfalia y jaqueado por levantamientos civiles, le envió al Emperador pidiéndole auxilio; éste le contestó "Por Dios, hermano, tienes bayonetas, úsalas". La respuesta no se hizo esperar: "Hermano, con las bayonetas puedo hacer de todo menos sentarme sobre ellas".

(1) Tcnl. Carlos Pinolito, "La guerra contra el terrorismo internacional y los paradigmas estratégicos" My. Gonzalo Martín Ramírez "Guerra asimétrica". En "Revista Militar" Mayo-Diciembre 2003 - Nº 759 Bs. As.
(2) The Vietnam Negotiations, Foreign affaires, enero, 1969, p. 214.
(3) Diament, Mario "Apocalipsis, religión y política" en "La Nación", 3/4/04
(4) Cagni, Horacio, "El totalitarismo democrático", en "Cuadernos de la Reconquista", Nº2 Bs. As., 1990, p. 24-34