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EL CASO/CAOS BLUMBERG: LAS FALSAS SOLUCIONES

El "animal político" al que aludía Aristóteles -su definición sustancial del ciudadano, cuya corona era la exclusión de los "dioses" y los "animales" de la sociedad de los griegos- encuentra en la Argentina una curiosa aplicación práctica:

Los que la "izquierda" identifica como "derecha" reclaman mano dura (algunos, en privado exaltando: "a estos negros hay que matarlos a todos"); y los que la "derecha" identifica como "izquierda" reclaman más garantías para los delincuentes, los victimizan ('desapareciendo´, al mejor estilo militar, a las víctimas reales) y fundamentan su retórica en rancios principios del liberalismo spenceriano. Como en el juego de la Oca, todos retroceden dos casilleros.

Mientras la supuesta "derecha" esencialmente cobarde, hipócrita, racista acompaña con velas las marchas de Blumberg; la supuesta "izquierda" esencialmente cobarde, hipócrita, racista intenta trozar a Blumberg acusándolo, entre otras, de "nazi". Es cierto que el apellido y la cara no lo ayudan. Pero si fuera gallego y con cara de "manolito" estamos convencidos que sería igualmente condenado por falangista.

Estas fracciones de la pequeña burguesía colonial (o clase media crota moral y materialmente) para las que Lanata, cuyo patrimonio intelectual se desconoce, cuestiona que Blumberg opine de política (algo que solo le estaría reservado a Lanata: ¿una queja por el cartel?) y los medios voceros del lumpenaje "derechista" (caso Radio 10) se prenden a cualquier tren que -imaginan- los lleve a algún lugar menos temible que la vida cotidiana, no logran impedir que "Blumberg se mueva".

En la calle o en los "medios" el "caso" Blumberg ha creado un "caos" mental al que no escapa la lacra política. Si hasta el caos está sujeto a leyes y regularidades, nuestros políticos, separados de ambas y de la dignidad, escuchan con satisfacción, caso del "ministro" Arslanian -un fracasado vocacional al estilo López Murphy- como un politicastro de 2da., el Vice-presidente del inexistente estado colombiano se dedicaba a criticar a quien el "ministro" señala como su enemigo: Blumberg.

En otra vena, a medias de "izquierda", a medias de "derecha" pero siempre colonial, un empresario textil y profesor de filosofía -Tomas Abraham- divide al mundo entre "fascistas" y "republicanos democráticos" (!), con tal rasgo de confusión que las notas distintivas del "fascismo de derecha" son intercambiables con el "fascismo de izquierda" (Ver. revista Noticias -28/8/04) en un intento de rescatar a Blumberg por la línea media. También sabemos que ser de izquierda está pasado de moda mientras que el republicanismo democrático (!!!) asegura, por ahora, horas/cátedra.

Todo este menjunje va de la apropiación de los derechos humanos por la progresía (limitándolos a "no criminalizar la protesta social" o a distinguir "una justicia para ricos y otra para pobres" ignorando que los más afectados por la inseguridad criminal siempre fueron estos últimos), a la réplica de la utilización del garrote ejemplificador; renegando en el camino de varios procesos esenciales:

1) La miseria en la que naufraga el pueblo con buena parte de dos generaciones diezmadas: una por la dictadura genocida y la otra por la boludización democrática ("se come, se cura, se educa"; "estamos en el primer mundo"; "voy a terminar con la fiesta"; "estamos condenados al éxito"; "aguante la cumbia villera"), y con la siguiente generación con serias probabilidades de descender a los peores niveles de los países más pobres de Sudamérica.

2) La destrucción del aparato del Estado: iniciada por Alfonsín, remachada por el estatuto Colonial de 1994 con la multiplicación de órganos inservibles (sobre todo los de contralor) que gastan fortunas comiendo del riñón del pueblo, y la certeza de que los visitantes circunstanciales de los sillones en los distintos niveles de conducción, no saben muy bien que hacer desde allí.


La inseguridad es un tema de Justicia y ésta, básicamente, un tema de la Administración de Justicia. Allí está la clave. No en las reformas aberrantes del Código Penal luego de una marcha con velitas. La incisión más profunda debe hacerse en la Justicia. Principiando por la nueva Corte Suprema adicta al nuevo Ejecutivo y prosiguiendo con la Justicia Penal para lograr la eficiencia que roce con lo absoluto. Solo de esta forma se puede hacer la reforma policial. Y solo de esta forma se puede resolver el tema delictivo, que no requiere ni "mano dura" ni "tolerancia cero", sino que cada uno trabaje y rinda cuentas en lo suyo.

La ideologización de la inseguridad, constituye otro de los desvaríos ilustrados en la "nave de los locos" que nos transporta, donde algunos creen ver una esperanza en el horizonte, pero lo cierto es que la balsa se está desarmando, está llena de muertos, ya hay antropofagia y muchos se han echado al abandono.

La sociedad civil no tolera "dioses" ni "animales", sino ciudadanos encolumnados tras un proyecto de vida nacional. Hay que darle a cada uno lo suyo.

El que no sepa hacerlo, que se vaya.

 

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