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“Kirchenirsmo” e Ideología

En los años 40 una revista de humor peronista lo representaba a Perón con una capa de superhéroe combatiendo a la Unión Democrática y al Embajador Braden. Perón existía, lo mismo que la Unión Democrática financiada por el Embajador Braden. A fines del 2000 y fallecido el ex Presidente Néstor Kirchner a la “militancia” se le ocurrió que una forma de perpetuar su memoria era asimilarlo al “Eternauta”, héroe de otra historieta, en éste caso de Oesterheld. De ésta forma se vinculaba una narración hábilmente dibujada cuyo final un tanto abstruso se vio afectado por las peripecias del propio autor (vinculado a Montoneros), a un Presidente muerto que no tenía nada que ver ni con una invasión imperial, ni con la lucha contra ella, ni se había perdido en las nebulosas metafísicas de su fracaso como el “Eternauta”.
Se inventó así el “Nestornauta”, un conductor inexistente, una construcción apoteótica del fracaso y de la fuga, en clave de comic (algo que solo se le ocurriría hacer en estos días a los venezolanos). En definitiva el “Nestornauta” con su traje casero de buzo -remedo de un traje espacial- es una figura apta para el vacío, para la falta de gravedad, al que se le encomienda la tarea de hacer frente a invasores extranjeros que nunca llegan porque ya están adentro, hacen de las suyas y el traje impide verlos.

¿Como construir un mito subjetivo (es decir un complejo fenómeno cultural y social, operante en la realidad) con un fallecido al que disfrazaron de astronauta? ¿Esto es serio?

Hoy, los derrotados de los 70 no logran siquiera armar una narración histórica coherente y digna de ser debatida, mientras que su práctica con el transcurso de los años y la cercanía de la muerte mostró, a través de la defensa de los derechos humanos (del extinto Duhalde, el INADI -símbolo nacional del papel higiénico- , las madres y abuelas de Plaza de Mayo, las andanzas de Pérsico, Kunkel, Vervitsky (y tantos iguales) la contextura moral de los otrora “jóvenes idealistas”: El coraje como fuerza motriz que impulsa los dientes -fuertes como los de una tararira- para morder la billetera estatal.

Por si alguno necesita ilustración basta seguir el dragoneo de Foster, Araceli Bellota, Horacio González, Feinmann, Pacho O´Donnell, Pigna , Víctor Ramos y la armada Brancaleone de “periodistas militantes” para corroborar que la irresponsabilidad tilinga, todavía, paga. (1)

La tergiversación del pasado, ejerciendo la venganza a través de la “memoria” voluntariamente selectiva, se materializa como destrucción del presente y pérdida de guía para el futuro. Se trata de la renuncia a la cultura y la renuncia al “tradere” de Gianbattista Vico, la tradición nacional. ¿Como reconocernos entonces?.

Paradójicamente, los “campeones” de la restitución de la identidad (en este caso de la restitución del filum biológico que permite reconstituir una parte de aquella) de los hijos y nietos secuestrados durante la dictadura militar del 76, son los que actúan con la misma lógica implícita de los criminales de esa época. La distancia solamente es de grado.

Algunos espontáneos (porque espontáneamente fueron en busca de los emolumentos estatales) se agruparon en Carta Robada, colectivo de autores que luego de una larga constipación y doloroso esfuerzo anal parió un barbarismo apto para marca de limpiador -de inodoro, ya que estamos-: “Destituyente”. Todavía le están haciendo los análisis para ver si sirve para algo.

Creyéndose intelectuales, solo han podido segregar una mucosidad en forma de confusa ramplonería ideológica. A ellos se les confió la de antemano fracasada tarea de control psico social de la población junto con el tinellismo y el fútbol para todos. Y se lo creyeron.

Ni siquiera pudieron actualizar la volteriana frase de Goebbels (“miente, miente, que siempre algo quedará”) y quedaron trabados con Woody Allen: “mintieron, huyeron y los pescaron”. La pobreza en la elección de este colectivo raquítico instaló desde el principio su triste final.

Fueron los compañeros de ruta del pensamiento “petete” de los comienzos, el de la pedagogía de la señora gorda y arcaica, que cedió luego la posta -sin eliminarlo- a la logorrea agobiante, de cuya tamización surgía una pobre ideología de urgencia, el “kirchnerismo-split”: Licuado en forma de pegamento de mala factura que, al contacto con la realidad, se inutiliza.

Vale la pena meditar la siguiente paráfrasis: El progresista en un peronista sin fe, gorila sin saber y, sin embargo gorila de voluntad. (1)

Pero ninguno de estos muchachos se suicida de vergüenza. Claro que podían alegar que su conciencia no se lo permitía ni antes ni ahora (como al católico General Menéndez en Malvinas) o que la sangre propia los impresiona más que la ajena. Los más viejos saben que el negocio es resistir todo lo que se pueda, en los sillones, y preparar el camino de la propia salvación como se pueda, traición incluida. ¡Atención señora Presidente: la infección está en casa!

Un maricón ilustre escribió un hermoso libro al que tituló en forma imbatible “La realidad y el deseo”. Una verdadera fotografía de la realidad humana, que puede aplicársele sin ningún sobrante al despertar resacoso del “kirchnerismo”.

No quiero dejar pasar una perfecta caracterización de los miembros del Instituto Nacional de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, otro innecesario engendro de pan llevar del “kirchnerismo”, que formulara “Pepe” Muñoz Azpiri: los rebautizó como integrantes del “Instituto Lavalle”… porque están preparando la segunda muerte de Dorrego.
(2) Su origen es Gebhardt, refiriéndose a los marranos.

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I- “PURO BIOGRAFO”, de Eduardo Romano(Buenos Aires, Ediciones Activo Puente, 2013, 157 págs.) “Y entonces bajamos