Se le atribuye al heterodoxo (¿"marxista"?) Ernesto Guevara haber pronunciado la siguiente frase de cementerio: "El deber de los intelectuales es suicidarse como clase" .
Exigencia que los citadores de los viejos 70 se cuidan muy bien de reproducir (no es refinada y tiene un tufo totalitario) pero que en este podrido principio de siglo algunos políticos argentinos se empeñan en actuar. Superado el escozor alegre de la frase de un (después) presidente breve (Duhalde, bah!) de que "todos los políticos son una mierda, y me incluyo", y a quien le debemos una parte sustancial de la actual crisis argentina, los políticos gambetearon (no era nada difícil) el "que se vayan todos". Y los que quedaron (con o sin sueldo del Estado) siguen bailando sobre la chata arenera -como dice Muñoz Azpiri- al ritmo de cumbia, tratando de ignorar que en la orilla los espera una legión de Hannibal Lecter para dar cuenta de ellos, sin anestesia.
En esta situación se encuentra la Fiscal de origen chaqueño, candidata como todo político sin ideas a Fiscal de la República. Su fracaso -ya definitivo- de acceder al "poder" le ha hecho torcer el rumbo y con veleidades intelectuales pretende Fundar (palabra con la que se habría hecho una fiesta el viejo Masotta) un Instituto de Formación Cultural y Política (¿quién lo paga?) con el nombre de la filósofa alemana Hanna Arendt.
Esta intelectual de fuste, mucho más inteligente que los peronistas de los 40, que no distinguían los nazis "buenos" de los nazis "malos" (los "buenos" se los llevaron los rusos, ingleses y norteamericanos -parece que hasta condecoraron alguno-, mientras que los "malos" se los quedó Perón) supo coquetear con un nazi "bueno" (Heidegger) lo que no le impidió (felizmente) emigrar a los Estados Unidos, huyendo de la persecución de los otros. De haber seguido calentando la cama del futuro rector de la Universidad de Friburgo, hoy Elisa Carrió carecería de referente político (aunque por el tono de sus últimas declaraciones contra la política "falocéntrica", Anna Freud podría ser la candidata a la chapa de bronce del "Instituto"). Una digresión: ¿Qué es lo contrario de "falocéntrico"?. Me parece que por ahí viene una nueva organización política. Así llegamos casi al final de esta historieta poco original: La colonia y sus mecanismos de colonización de hallan intactos, y quienes los reforzaron fueron los "progresistas" (los partidarios del progreso personal) desde la famosa reforma pedagógica (gobierno del demócrata profugado de sus funciones) pasando por las canonjías que el prófugo trasandino les dejó lamer a la "Universidad Autónoma". Es esta colonización intelectual la que lleva a una suicidada política, a actuar la frase de Guevara: devenida dragoneante de la "intelligentzia" pretende encolumnar otra vez (ahora desde la "cátedra") sus maltrechas filas y atribuirse el rol del flautista de Hamelin, para cometer un nuevo suicidio, esta vez moral. Nuestra América -para usar una frase de Martí- no ha carecido de mujeres brillantes en el campo del pensamiento filosófico y político. Su desconocimiento por parte de quien pretendió gobernar el País, es patético, aunque esta tragedia la tiene muy bien acompañada: desde el lector de Sócrates hasta los valets intelectuales del poder (y quienes se sirven de ellos), "filósofos" y "poetas" montoneros que no tiraron ni con una gomera, viejos socialistas puestos de rodillas para mejorar la jubilación, y gorilas universitarios que siguen engañando (cada vez les cuesta más) a estudiantes devastados por la desinformación y la cultura del libro importado. Le arrimamos a la ciudadana Carrió dos nombres alternos para su "Instituto": el de una gorila (suponemos que será de su preferencia) Angélica Mendoza de Montero, y el de una peronista: Amelia Podetti. Sepa usarlos. Del ridículo nunca se vuelve. Como el suicidio, también es una acción exitosa.
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